Las calles de Boiro amanecieron ayer llenas de coches y de peatones. La localidad coruñesa celebraba su tradicional mercado de los martes, por lo que el trajín en las calles principales –la plaza de abastos está justo debajo de la casa consistorial– era mayor de lo habitual.

Unos minutos antes de las diez de la mañana los niños de San Ildefonso cantaban uno de los quintos premios más madrugadores: el 49.271, un número bonito vendido en varias administraciones de loterías de toda España, incluida la número 1 de Boiro. Y aunque el premio no era muy sustancioso –5.000 euros por décimo– enseguida se corrió la voz de que había tocado la lotería en el pueblo.

Los más curiosos se aproximaron al despacho que Carlos Vázquez regenta en la calle Manuel María, a unos 300 metros de distancia del ayuntamiento. Pero el lotero poco podía decirles. Tan sólo tuvo diez décimos del 49.271, y la mayoría los vendió a principios del verano, por lo que incluso sospecha que algunos billetes estén ahora fuera de Galicia. Ayer ni siquiera estaba seguro de haber vendido los diez décimos. "Ocho por lo menos me los compraron, eso lo sé fijo, pero hasta mañana (por hoy) no sabré qué pasó con los otros dos", afirma Carlos Vázquez.

Así las cosas, el 49.271 habrá dejado como mucho 50.000 euros en la villa barbanzana. Pero puesto que, en general, la fortuna fue ayer esquiva con la ría de Arousa, incluso los premios más humildes despiertan la curiosidad. Y con ella aparecen los rumores. El carnicero Carlos Abuín fue una de sus víctimas.

A mediodía se había corrido por Boiro el rumor de que el carnicero –que tiene un puesto en la plaza de abastos– había comprado varios billetes del 49.271 y que lo había repartido en participaciones. Pero Carlos Abuín apunta, no sin cierta decepción, que el rumor es infundado. "Esta mañana no hicimos más que coger el teléfono. La gente no paraba de llamarnos preguntando cuánto le había tocado".

Pero la Carnicería Carlos hizo papeletas con un número comprado en otra administración de loterías, la número 2, y a falta de que comprueben si les ha correspondido algo en la lluvia de pedreas, ayer asumían que "no queda otra que seguir trabajando".

Y es que a pesar de que la "lluvia de dinero" que le tocó en suerte a Boiro fue más bien discreta –el premio estuvo muy repartido por toda España– se generó enseguida una cierta expectación, y a media mañana el flujo de personas que pasaron por la oficina de la calle Manuel María era considerable. Además, y a pesar de ser día de mercado, muchas personas estaban siguiendo el sorteo por radio o televisión.

Así lo hizo por ejemplo Manuel Collazo, un boirense que vio el sorteo en el televisor del Bocacho, un bar que está pegado a la administración de loterías afortunada. "Yo tenía dos décimos. Uno que compré aquí en el bar y otro que lo cogí en la administración, pero no hubo suerte", declara.

No sin cierta resignación, al ver pasar tan cerca la estela de la fortuna, apunta que "al que no le toca, como siempre, sólo le queda esperar al año siguiente".

Jeanne Dore, una africana que reside en la localidad barbanzana, cuenta que también estaba viendo el sorteo por televisión, de modo que se enteró prácticamente al momento de que Boiro era uno de los pueblos afortunados.

"Pero miré mis números y enseguida ví que no me había tocado nada", confesaba ayer a las puertas de la administración. Otra persona que se pasó durante la mañana por el despacho de loterías y apuestas del Estado número 1 de Boiro fue Manuel González. "Yo el sorteo lo estaba escuchando por la radio, así que supe al momento que había tocado aquí". Pero a pesar de ello, y de que es cliente del lotero Carlos Vázquez tampoco se hizo ilusiones, pues comprobó enseguida que no tenía el número agraciado.

Primer premio navideño

La administración número 1 de Boiro lleva más de tres décadas trabajando, pero a pesar de esa dilatada historia jamás había repartido uno de los cinco premios grandes de la lotería de Navidad. Carlos Vázquez cuenta que lo más que había tocado hasta ahora en su despacho habían sido seis millones de las antiguas pesetas con el sorteo semanal de la Lotería Nacional, por lo que el premio de ayer le cogió un poco descolocado. Por una parte estaba algo decepcionado, por haber repartido sólo diez décimos, pero al mismo tiempo, sonreía satisfecho. "Estoy contento, aunque ni fue mucha cantidad vendida ni un premio muy grande", explicaba ayer.

El resto de ayuntamientos bañados por la ría de Arousa tendrán que contentarse con las migajas. Y aunque los años pasan, el recuerdo de las "lluvias de millones" de 1998 y de 2003 no se desvanece.

Fueron las dos últimas veces que la Lotería de Navidad dejó un reguero de millones en la ría de Arousa. En 1998 cayó un segundo premio muy repartido por todo O Salnés, al distribuirse en la administración de Carril, y en los bares Alegría y Central, ambos de Vilagarcía; y en el A Chabola, de A Illa. También hubo nuevos millonarios en O Grove, gracias al club de baloncesto y a la asociación de padres de alumnos del Valle Inclán.

Cinco años después, la fortuna volvió a dejarse caer por la ría de Arousa. En 2003, la administración de Taragoña (Rianxo) tuvo en su poder el número del Gordo, y repartió por todo el ayuntamiento 120 millones de euros.

Incluso parte del dinero llegó a Vilagarcía, a través de los típicos intercambios de décimos entre amigos. Un caso atípico fue el de 2006, cuando O Salnés sufrió primero los devastadores incendios de agosto, y luego unas riadas que causaron pérdidas multimillonarias. La venta de lotería se disparó ese año por la creencia de que los buenos premios suelen compadecerse de los escenarios de catástrofes. Sin embargo, no tocó nada.