Carmen Estrada: “La educación científica que se le da a los adolescentes es errónea”

“El 70% de las aves que hay en el planeta son pollos metidos en jaulas para ser comidos y de los mamíferos el 63% son cerdos, vacas y demás que tenemos en granjas”, alerta

Carmen Estrada (1i) y Marisa Barreno. |   // JOSÉ LORES

Carmen Estrada (1i) y Marisa Barreno. | // JOSÉ LORES / mar mato

Mar Mato

Mar Mato

“Hay un divorcio entre ciencia y humanidades que me inquieta”, destacó ayer la médico e investigadora en Neurociencia Carmen Estrada, licenciada en Medicina y profesora jubilada de Fisiología Humana que acaba de publicar el libro “La herencia de Eva” (Taurus). A su juicio, este andar separado de las dos áreas del saber “ se debe a “un problema de la educación. La educación científica que se le da a los adolescentes es totalmente errónea”.

Explicó que, según su parecer, la juventud es colocada “en una disyuntiva muy pronto” en relación a la obligatoriedad de elegir entre ciencias o humanidades a muy corta edad.

“Lo que se les presenta como ciencia es una parte de las ramas, las matemáticas y la física. Muchos chicos y chicas piensan que es muy difícil, que no van a poder con ello y se van a las letras huyendo de la ciencia. Hay muchos más estudios de ciencias abiertos. Lo que se debería enseñar en ciencia” –indicó– partiría primero de “contemplar el mundo para intentar de explicarlo por medios naturales”.

Así, se deberían enseñar a los niños con ejemplos sencillos y cercanos a observar los fenómenos que les llamen la atención para después intentar explicarlos. Esto se conseguiría animándoles a plantear hipótesis sobre esas situaciones para finalmente analizar cuál sería la más correcta a través de uno o varios experimentos. Para estos, deberían reflexionar sobre las características que deben tener para ser válidos.

Lamentó que haya carreras universitarias de corte científico –entre las que citó la geología, antropología, arqueología...– que “nuestros estudiantes ni siquiera se huelen que existen”.

En su coloquio en Club FARO, la sevillana Carmen Estrada –presentada por la editora Marisa Barreno– explicó también que “estamos en una situación bastante complicada” debido al abuso de combustibles fósiles y el cambio climático.

Explicó que “el 70% de las aves que hay hoy en el planeta son pollos metidos en jaulas para que nos los comamos y de los mamíferos el 63% son cerdos, vacas y demás que tenemos en granjas. Hermos perdido la biodiversidad en unos extremos tremendos. Se ha llenado el mar de residuos. La situación del mundo es terrible”.

Ante esta “emergencia”, indicó que hay dos actitudes. Por un lado, hay personas que consideran que la ciencia nos sacará del “atolladero”, apuntó, y que por lo tanto no tenemos de qué preocuparnos, por lo que se puede seguir consumiendo a ritmo alto.

La segunda posición consistiría en pensar que la ciencia es una parte responsable de lo que está ocurriendo.

Carmen Estrada aprovechó también para recalcar que “la energía verde es algo falso. Son las mismas compañías energéticas las que ahora dicen que están protegiendo el medioambiente pero eso no es verdad”.

En su diálogo con Marisa Barreno y ya en el turno de preguntas del público aprovechó para disertar sobre Hipatia y Margaret Cavendish, a las que cita en el libro, “La herencia de Eva” , en el capítulo de personalidades que se esforzaron en ciencia. Al respecto de Hipatia, lamentó que “fue una astrónoma y matemática importante, uno de los últimos científicos de Alejandría antes de la destrucción de la ciencia pero desgraciadamente no es conocida por lo que hizo en ciencia sino por cómo fue asesinada de forma terrible por una horda cristiana. Me hace pensar que quizás hubo otras grandes científicas en aquella época que como no tuvieron ese final no las conocemos a día de hoy”.

La ciencia ficción del XVII de Margaret Cavendish

Carmen Estrada aprovechó su estancia en Club FARO ayer para presentar su libro “La herencia de Eva” donde habla de Margaret Cavendish, que escribió en el siglo XVII una novela de ciencia ficción titulada “The blazing world” en la que aparecía firmando con su nombre el libro, cuando en aquel momento las mujeres no firmaban sus obras literarias.

“Ella asistía a las tertulias que organizaba su marido. Ella no podía participar en las conversaciones pero tras un periodo de exilio con su marido en Francia y otras zonas del continente europeo retornó a Reino Unido y se puso a estudiar”, recordó la conferenciante.

“Después –añadió– se dedicó a escribir libros. En aquella época cuando una mujer conseguía escribir libros no los firmaba. Eran libros anónimos o en todo caso se ponía “by a lady” –por una mujer– en el caso de las obras inglesas. Sin embargo a Cavendish eso no le parecía bien de manera que todo lo que publicó lo firmó como Margaret princesa y duquesa de Newcastle al tiempo que lo acompañaba con una imagen suya, un retrato”.

Cavendish –agregó– era atomista, es decir, defendía que la materia estaba compuesta por pequeñas partículas, átomos, que para ella tenían vida. “De alguna manera, es precursora de una corriente que da lugar a la ecología como especialidad científica. Sus coetáneos la llamaban loca”.

En el libro, también se fija en Marie Curie así como de Mary Somerville, matemática y astrónoma que tradujo al inglés una obra maestra científica, “Tratado de la mecánica celeste” de Laplace.

En la obra se señala que “Mary aprendió a leer con diez años, no fue al colegio hasta los 13 y aprendió latín y griego sola, con la ayuda ocasional de un tío suyo porque esas cosas no se enseñaban a las niñas”.