Cristina Almeida: “La Constitución también tuvo madres, no solo padres”

“Ellos la escribieron, nosotras la peleamos en las calles y en protestas a las puertas del Congreso”, manifestó en Club FARO la abogada, política retirada y activista feminista

Magis Iglesias y Cristina Almeida.

Magis Iglesias y Cristina Almeida. / José Lores

“La Constitución también tiene madres, aunque se habla solo de padres. Ellos la escribieron, nosotras, junto a trabajadores, sindicalistas y otros ciudadanos, la hicimos”, manifestó ayer en Club FARO Cristina Almeida. “Las madres de la Constitución estábamos en la puerta del Congreso protestando para conseguir el aborto libre y gratuito, en las calles luchando porque sabíamos que la democracia nos iba a traer la libertad, y más de cien hicimos la reforma constituyente”, expuso la abogada laboralista, política retirada y activista feminista.

Reivindicar el papel decisivo que tuvieron las mujeres en la construcción de la democracia española es el objetivo del proyecto “Mujeres en lucha. Democracia y feminismo en el último periodo del franquismo (1965- 1975)”, promovido por la asociación feminista El Club de las 25, que preside Cristina Almeida, y financiado por la secretaría de Memoria Democráticas.

La periodista, profesora y escritora Magis Iglesias, vicepresidenta de dicha entidad y presentadora del acto de ayer, explicó que dicho proyecto consta de tres fases: investigación, difusión y divulgación. La primera tratara de contestar a preguntas como ¿qué hicieron las mujeres en esos años?, ¿quiénes eran? o ¿que estaba pasando en la sociedad?. Señaló que la filosofía imperante en el franquismo que relegaba a la mujer a parir, al cuidado de la casa y de la familia fue cambiando con el fin de la autarquía, la visita a España de Eissenhower, la necesidad de mano de obra femenina, el comienzo de la obligatoriedad de la enseñanza para la población femenina y la modernización asociada al turismo en los años 70. En su fase de promoción, el proyecto contempla la creación de un archivo documental y de memoria oral de mujeres que protagonizaron la lucha, entre las cuales se encuentra gallegas presentes en el coloquio de ayer, que intervinieron al final del acto: Ana Míguez, María Xosé Queizán, Marilar Aleixandre y Teruca Conde Pumpido.

La investigadora principal de ese proyecto, la historiadora del arte y patrimonio del CSIC, Carmen Gaitán, intervino en el acto telemáticamente. Explicó dos hechos que marcan los límites temporales del estudio: la creación del Movimiento Democrático de Mujeres en 1965 y la celebración del año internacional de la mujer en 1975, año en que además muere Franco. Ese evento, que se celebró en México, contó con la participación de las artistas españolas Manuela Ballester y Esther Boix, y supuso un punto de inflexión en el feminismo.

Gaitán mencionó a otras artistas que contribuyeron con sus obras a la lucha feminista, como Eulalia Grau, de la que mostró un collage sobre el decálogo sobre las trampas y pecados del capitalismo, Isabel Villar, que se retrató embarazada sumergida en una bañera, Esther Ferrer, que, en una performance en la que muestra su cuerpo y el de otras personas desnudos, crítica la obsesión por las medidas, y Montse Claver fundadora de la publicación de historias gráficas “La Butifarra”.

Como una de las protagonistas que aparecerán en las memorias orales del proyecto, Cristina Almeida, de 79 años, afirmó que “el momento más emocionante fue cuando en 1970 se decretó la obligatoriedad de la enseñanza para las niñas”. Relató que ella pudo estudiar gracias al empeño de su madre, que decidió trasladarse a Madrid para que sus hijas pudieran formarse. Recordó anécdotas de su infancia en un colegio de monjas de Badajoz, como niña traviesa, charlatana y con poco interés por la costura, su entrada en la universidad en Madrid – “Fue como descubrir el mundo”, dijo– y sus inicios en el despacho de abogados.

Se refirió a momentos en la lucha de las mujeres, como cuando las diputadas del partido comunista se ausentaron del Congreso para no votar la ley que establecía que la monarquía recaía sobre el primer hijo varón del rey, cuando lograron la legalización de los partidos políticos, la despenalización de los anticonceptivos y la abolición del adulterio y el amancebamiento. “A mí no me pueden decir que no luché para hacer cambios estructurales. Al 8 M íbamos cuatro a las que nos tiraban huevos. Y mira en qué acabo”.

“Descubrí la igualdad antes que el feminismo”

“Descubrí la igualdad mucho antes que el feminismo, y luego el segundo se convirtió en un arma para luchar por la primera”, manifestaba Cristina Almeida en una entrevista concedida al suplemento Estela de FARO DE VIGO. Una vez acabada la carrera de Derecho – entró en la facultad en 1961 y en 1964 ya estaba en el partido comunista –, la abogada descubrió en sus propias carnes ya al inició de su trayectoria laboral la discriminación con la que la sociedad y las leyes le trataba por el hecho de ser mujer.

“Cuando murió el socio con el que monté el despacho, yo me quede como responsable de todo aquello: decidía quién entraba a trabajar en el despacho y los sueldos que cobraban (nos poníamos todos el mismo). Pero pese a tener ese puesto de responsabilidad, la sociedad, que iba con atraso, me consideraba de menor calidad por ser mujer. Eso para mí fue un choque tremendo”.

Y es que esos años la mujer, para quien la educación pública obligatoria no estaba recogida en la ley como sí la estaba la de los hombres, cedía sus derechos a su cónyuge en cuanto contraía matrimonio. “En una ocasión intenté denunciar al director de la cárcel de Jaén porque no me dejó entrar a ver a unos presos en huelga de hambre. Necesitaba la autorización de mi marido”, relata. Más de cincuenta años después y como abogada laboralista, considera que los planes de igualdad que la ley impone desarrollar a las empresas “es bueno que existan, aunque no sean los mejores posibles”. Sostiene que no han conseguido acabar con la brecha salarial, que afecta más a las mujeres de más edad.