Joaquín Araújo | Naturalista, documentalista y escritor

“Todos consumimos mucha más energía y agua de lo necesario”

“Esta sociedad quiere cosechar colapsos”, afirma el segundo ponente del III Ciclo de Montaña, Medio Ambiente e Cambio Climático “Cidade de Vigo”

El documentalista, naturalista y escritor Joaquín Araújo.

El documentalista, naturalista y escritor Joaquín Araújo. / Cedida

M. González

M. González

Naturalista, autor de centenares de libros, columnista, director, realizador, guionista y presentador de series y documentales de televisión, Joaquín Araújo es el segundo ponente del III Ciclo de Montaña, Medio Ambiente e Cambio Climático “Cidade de Vigo” –organizado por Peña Trevinca, Universidade de Vigo y Concello de Vigo–, en el que mañana (20.00, Auditorio Municipal) hablará sobre la importancia del agua y de los bosques para la vida. El acto será presentado por Juan Hermida Lago, director del Instituto de Estudos Miñoráns.

Araújo preside el Proyecto Gran Simio de España y su labor ambiental fue reconocido con el Premio GLOBAL 500 de la ONU. También ha recibido el Wilderness Writing y es el único español al que le han concedido dos veces el Premio Nacional de Medio Ambiente. Estuvo nominado a los Goya y a los Óscar por su participación en el documental “Nómadas del viento”.

–En el XV Congreso Nacional de Periodismo Ambiental usted dijo que “la primera propiedad del agua es que no puede ser propiedad de nadie”.

–El proceso que en este momento me parece más peligroso, y hasta obsceno desde el punto de vista ético, es que se pueda llegar a especular con el agua en bolsa. Que pueda ser un activo de esos absolutamente incoherentes procesos que van de lo intangible al robo más descarado que supone la especulación de tipo financiero. Son cosas que realmente están desbordando la más elemental de las dignidades humanas. No nos percatamos de que somos por lo que el agua es. Tiene que salir del circuito de las mercancías y de la especulación.

Bien público inviolable

–Es que es un bien de todos.

–Si fuéramos lo suficientemente coherentes, deberíamos considerar el agua como algo inviolable, desde el punto de vista de la propiedad, de la mercantilización y, sobre todo, de la especulación. El agua es higiene, es salud... y gracias al agua comemos, bebemos y respiramos. Hay que ser capaces de entender que la consideración de bien público inviolable es puramente autoprotección del ser humano.

–Estamos, además, en un momento crítico. Hay muchos mensajes apocalípticos al respecto, ¿son necesarios para crear mayor conciencia de lo que ocurre?

–Mientras se pueda aumentar la cartera de beneficios, evidentemente no pasa nada. Es tan sencillo como el verso que decía: “Parece que no pasa nada y lo que está pasando es la demolición del mundo”. Científicamente, las cosas van mal para la vida en general y hay información suficientemente fidedigna para poder afirmar que esta sociedad quiere cosechar colapsos.

–Pero, pese a esa evidencia científica, ¿no hay reacción efectiva?

–No la suficiente. Ha habido muchas reacciones, también hay que decirlo. Yo llevo más de 50 años dedicado a esto y ni en el mejor de los casos soñé que podríamos tener los Acuerdos de París, que el secretario nacional de la ONU advirtiera sobre que estamos entrando en la era del achicharramiento o los mil grupos u ONG que están trabajando en la dirección contraria a la inercia de los poderes de este mundo, que parece que usan como excusa que los científicos son una panda de peligrosos extremistas de izquierdas que van contra el sistema. Y no, miren ustedes, lo que vamos es a favor del sistema planetario, de la vida, de sus ciclos y procesos, y si el sistema va contra la vida se puede decir que vamos contra el sistema, pero solo porque el sistema está siendo especialmente torpe.

La inercia como aliado

–¿Es demasiado tarde para revertir la situación?

–Hay un proceso que tiene a la inercia como aliado que es especialmente inquietante: una parte de la comunidad científica, y no es la más pequeña, dice que estamos sujetos a muchas calamidades aunque empecemos a hacer bien las cosas. Pero yo mantengo a capa y espada que cosas más imposibles se han hecho. Cuando el ser humano se pone a ser felizmente revolucionario, en el sentido bueno de la palabra, se logran auténticas maravillas. La cuestión es que las personas están muy entretenidas, muy engañadas, en no percibir lo que pasa en el mundo. Por eso, entre otras cosas, progresan desde guerras hasta esta destrucción generalizada que es lo que está pasando por la catástrofe climática. Pero yo abogo porque todos podemos hacer algo.

Joaquín Araújo, durante la presentación en Vigo de la exposición "Nuestro Planeta", basada en la exitosa serie documental del mismo nombre.

Joaquín Araújo, durante la presentación en Vigo de la exposición "Nuestro Planeta", basada en la exitosa serie documental del mismo nombre. / Alba Villar

–¿El qué?

–Todas las grandes transformaciones de la humanidad empezaron con unos pocos que empezaron a hacer las cosas de otra forma. El proceso de emulación es el que nos puede valer.

Todos podemos vivir sin una pérdida de los convencionales parámetros de la comodidad, del bienestar y de la salud gastando la mitad de agua y energía. Algunos lo hacemos y lo hemos demostrado. En este país va a haber restricciones severas para el abastecimiento tradicional; hay un déficit hídrico tremendo y la primera víctima de eso es la productividad biológica de las plantas, con el bosque a la cabeza, con grandes interacciones negativas como los incendios, enfermedades en los árboles, la ruptura de los calendarios de la vida...Todo se debe a que consumimos mucha más energía y mucha más agua de la necesaria.

–¿Se muestra optimista?

–Uno de nuestros grandes triunfos es que estamos obligando a mentir a los poderosos, que ya no se atreven a decir que no les importa el medio ambiente, todo lo contrario, hay una catarata de publicidad en la que todo tiene que ser sostenible. Pero este obligar a mentir y esta machacona publicidad diciendo que se está siendo bueno con el medio ambiente es un buen síntoma. De ahí hay que pasar a que esas cosas vayan teniendo el respaldo de la autenticidad.

"Lo terrible es que, a la hora de valorar qué es lo importante, va ganando la muerte"

–Un paso imprescindible.

–Si cumpliéramos las leyes, con las directivas europeas, estaríamos muy lejos del problemazo que significa que tengamos seis colapsos en marcha. De los nueve procesos básicos para la vida en el planeta (cambio climático, deforestación, pérdida de biodiversidad, productos químicos sintéticos, incluidos los plásticos, agotamiento del agua dulce y uso de nitrógeno) hay seis que están en el inicio del colapso y resulta que tenemos los instrumentos para evitarlo, pero no los ponemos en práctica. Está fuera de toda duda que de aquí no se sale si no es con menos crecimiento económico. De la misma forma que se puede vivir con la mitad de agua y energía, hay que intentar, porque también se puede, tener una sociedad viable con muchísima menos actividad económica. Tiene que dejar de ser sagrado crecer económicamente para que sea sagrada la vida. Pero claro, en esto de considerar qué es lo importante, a ver quién gana. Y es tan terrible porque va ganando la muerte, y por goleada.

“He plantado más de 27.000 árboles, uno por cada día vivido”

–En su currículum, destaca entre sus ocupaciones la de “fundador de bosques”.

–Yo doy gracias por poder dar las gracias. Soy escritor y me han publicado 120 libros y tengo, en agradecimiento a ese enorme privilegio, que plantar árboles. He plantado más de 27.000, que corresponden a uno por cada día vivido, y estoy feliz por poder hacer eso. Nos hemos olvidado de dar las gracias. Esta sociedad se ha cegado y no quiere saber de dónde vienen las cosas. Bastaría con que, de vez en cuando, impidiéramos una tala absurda, una repoblación absurda, que el fuego se propagara en una cuantía desorbitada...

–¿Vivimos dándole la espalda a la naturaleza?

–Se vive de espaldas a la vida, ignorando la vida, olvidando los servicios gratuitos que nos presta la naturaleza y, por eso, la naturaleza está siendo destruida.

–Usted ha realizado una importante labor de divulgación a través de diversos proyectos, ¿podría destacar alguno?

–Es realmente difícil porque he trabajado en todos los medios de comunicación, he usado todos los formatos y, en algunos, de forma destacada. He estado en “El hombre y la tierra”, que precisamente estamos celebrando el 50 aniversario de su estreno. Además, yo soy el que terminó la serie, el responsable de los últimos 8 capítulos, después de que Félix Rodríguez de la Fuente muere. Imagínese lo que es haber contribuido a eso. Pero luego, hice otras doce series documentales de televisión, llevo 49 temporadas de colaborador de RTVE y he hecho del orden de 5.000 programas de radio. Como “predicador” me han dejado hablar en infinidad de foros, delante de reyes, de presidentes del gobierno, de ministros...

–¿Añade eso responsabilidad a su labor?

–Evidentemente, aunque sigue siendo uno de los temas peor tratados. Estoy muy contento de cómo ha ido mi vida de comunicador, pero el tema, a todos los niveles, no se trata como se debe. De todos modos, también hay que reconocer que se ha mejorado mucho.

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