El prolífico y avanzado progresista Benito Jerónimo Feijoo, autor de una extensa obra que modificó el pensamiento del siglo XVIII en España, quiso que al morir su epitafio le recordase como un "estudiante de mediana pluma y labio que trabajó por ser sabio y murió ignorante". Nada que ver con la erudición que se le había atribuido siempre. No se cumplió su deseo y la inscripción de su losa, en latín, le otorga para la eternidad la condición de "maestro".

Sus brillantes discursos en defensa de la ciencia experimental, la educación o el feminismo contribuyeron a erradicar los errores comunes de su tiempo y 250 años después de su muerte, el Padre Feijoo sigue siendo un referente universal de las letras y el pensamiento moderno. La importante repercusión que su figura tuvo en la primera Ilustración se condensa en un recorrido por la exposición organizada por el Museo Arqueolóxico de Ourense que reúne en el edificio cultural de Abanca, Praza Maior, todos los objetos que se conservan vinculados a este polígrafo y ensayista nacido en el Pazo de Casdemiro, Pereiro de Aguiar, en 1676. Los comisarios de la muestra, Avelino Rodríguez y Xulio Rodríguez, destacan que es la primera vez que todas estas piezas singulares comparten escenario y para ello ha sido necesaria la colaboración de 25 prestadores.

Aunque el Padre Feijoo nunca fue muy explícito a la hora de hablar sobre su lugar de nacimiento ("nacido y criado en corta aldea", o "en los confines de Galicia hacia Portugal", llegó a declarar), la exposición incluye el libro de bautizos de Santa María de Melias, Pereiro, donde figura su nombre y ascendencia. Pero la primera referencia documentada sobre los Feijoo la componen el escudo de la familia y una frase inscrita en piedra, en una campa sepulcral que servía de asiento en posición invertida en la Alameda de Celanova cuando un miembro de la Comisión de Monumentos de Ourense descubrió su verdadera funcionalidad. Procedía del Mosteiro de Celanova donde fue enterrado en 1452 el escudero Jan Feijoo, apodado "o Bo" por su rechazo a ejercer la violencia en sus funciones de recaudador. Este personaje aparece en la rama troncal del árbol genealógico que se conserva en el Museo Arqueolóxico de Ourense y se identifica con Juan Feijoo de Prado, uno de los ancestros de una familia de nobles que "denota sangre de Reyes", según figura en algún documento que llega a emparentarla con San Rosendo.

Aunque su obra fue tardía, el primer escrito del Padre Feijoo que se conserva es la hoja de grado que imprimió la Universidad de Salamanca con las seis conclusiones de su tesis de bachiller en los estudios de Teología que cursó en el colegio de San Vicente tras una primera formación en Samos. Este documento ya denota su buena posición pues está elaborado en lienzo de seda amarilla solo accesible a personas pudientes (el resto lo hacían en papel). La hoja se incluye en la exposición como un documento singular por su contenido y por referirse al primer acto público y la primera obra impresa del Padre Feijoo.

Sermones, obras menores e informes sobre catástrofes naturales precedieron a la gran aventura literaria que emprendió con 50 años y le llevó a autodenominarse "ciudadano libre" de la república de las letras. La publicación del primer tomo del Teatro Crítico supuso, según explica Avelino Rodríguez, "la renovación en el estilo y los contenidos, y el inicio de una nueva era". Utilizó el castellano cuando lo normal era publicar en latín y desterró el lenguaje barroco apostando por un tono claro y accesible a todo tipo de lectores. Optó por pequeños discursos sobre temas dispares, supersticiones, asuntos médicos, falsos milagros, moda.... tejiendo así una extensa obra orientada al entretenimiento pero también a la reflexión. Su lanzamiento literario ya le posicionó en la avanzadilla progresista a partir del primer tomo al incluir, como colofón, la defensa de las mujeres. Y lo hace en pleno siglo XVIII cuando nadie antes había levantado la voz a favor de la igualdad. "Fue algo insólito en la historia de España", destaca Avelino Rodríguez. "Y lo hizo sabiendo lo que le costaría porque inició el discurso afirmando que defender a las mujeres viene a ser lo mismo que ofender a casi todos los hombres", añade Xulio Rodríguez. El Padre Feijoo nunca suavizó el tono e incluso defendió a Ana Bolena cuando fue acusada de adulterio. Alguno de sus críticos llegó a cuestionarse "¿qué esperaba de las mujeres?".

Para los dos historiadores, el Padre Feijoo supuso un hito en su tiempo en todos los sentidos, formuló nuevas ideas y trató de introducir corrientes europeas sobre la enseñanza a partir de la razón mientras España aplicaba la educación memorística.

La publicación del Teatro Crítico generó una oleada de contestaciones pero el Padre Feijoo evitó la réplica hasta que se vio atacado por otros hombres de letras de cierta envergadura como José Mañer o Francisco de Soto y Marne. La exposición incluye ejemplares de los antiteatros que, en muchas ocasiones, respondía el Padre Martín Sarmiento, erudito y fiel admirador de Feijoo. Esta corriente no pudo con la fama del ensayista, al que llegaban mareas de cartas con todo tipo de consultas como qué especies viven a 30 leguas bajo tierra, dónde se cultivan los mejores tomates del mundo y hasta qué significan los sueños.

Fue consejero real de Fernando VI y recibió como regalo de Carlos III cuatro tomos de las "Las antigüedades de Herculano". Son los libros más singulares de su biblioteca y la obra mas importante que se edita en el siglo XVIII con los mejores grabadores de Europa. También recibió la primera edición del Diccionario de la Lengua, cuyo primer tomo vio la luz el mismo año que su Teatro Crítico, del que la Real Academia tomó referencias en posteriores volúmenes.