Una larga entrevista publicada ayer simultáneamente por 16 revistas de la Compañía de Jesús en todo el mundo desvela a un Papa Francisco inédito en su intimidad y reafirmado de sus posturas abiertas en cuestiones siempre candentes de la doctrina y moral católicas.

Sobre la condición gay, por ejemplo, evoca que "en Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos "heridos sociales", porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre les ha condenado". Y en cuanto al aborto o a los divorciados vueltos a casar, que son excluidos de la comunión, refiere el caso de "una mujer que tiene a sus espaldas el fracaso de un matrimonio en el que se dio también un aborto; después de aquello esta mujer se ha vuelto a casar y ahora vive en paz con cinco hijos. El aborto le pesa enormemente y está sinceramente arrepentida. Le encantaría retomar la vida cristiana. ¿Qué hace el confesor?".

Asimismo Francisco estima que "el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio", si no se llega a un "equilibrio" entre la doctrina y la atención a las personas.

En cuanto al papel de la mujer en la Iglesia el Papa Bergoglio afirma que "en los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino", pero añade que teme "la solución del 'machismo con faldas".

A los miembros de las congregaciones religiosas los califica de "profetas", y "la profecía crea alboroto, estruendo, alguno diría que crea "gran confusión", pero su carisma es ser levadura: la profecía anuncia el espíritu del Evangelio". Al mismo tiempo, "no se puede hablar de pobreza si no se la experimenta", sostiene.

En el lado contrario, el Papa expresa un aviso al tradicionalismo y a la conservación: "Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada". Y del Vaticano teme que sus dicasterios se conviertan en "organismos de censura", porque "impresiona ver las denuncias de falta de ortodoxia que llegan a Roma".

En suma, ve a la Iglesia del presente "como un hospital de campaña después de una batalla", circunstancia en la que es preciso "capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad".

En la entrevista también repasa aspectos de su vida, y evoca que cuando fue provincial de los Jesuitas en Argentina, en los años setenta, "tomaba decisiones de manera brusca y personalista", y "mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a ser acusado de ultraconservador, pero jamás he sido de derechas".

"Despierto, pero ingenuo"

Las intimidades que relata el Papa Francisco van desde que se considera a sí mismo "despierto, pero ingenuo", y "un indisciplinado nato", hasta que "incluso cuando me distraigo pensando en otras cosas o cuando llego a dormirme rezando, entre las siete y las ocho de la tarde estoy ante el Santísimo en una hora de adoración". O que "en el breviario llevo el testamento de mi abuela Rosa, y lo leo a menudo porque para mí es como una oración".

El entrevistador también le pregunta por sus gustos. "Amo muchísimo a Dostoyevski y Hölderlin...; y a Caravaggio: sus lienzos me hablan, pero también Chagall con su "Crucifixión blanca".En música, "amo a Mozart, obviamente; aquel "Et Incarnatus est" de su Misa en Do es insuperable: ¡te lleva a Dios! Ya Beethoven me gusta escucharlo, pero prometeicamente. Y el intérprete más prometeico para mí es Furtwängler. Y después, las Pasiones de Bach. Me gusta Wagner. Me gusta escucharlo, pero no siempre. La Tetralogía del Anillo, dirigido por Furtwängler en La Scala el año 1950 es lo mejor que hay, sin olvidar Parsifal dirigido el 1962 por Knappertsbusch". Yen cine, "La Strada", de Fellini, en la que hay una referencia implícita a san Francisco".

La entrevista al Papa Francisco, de 27 folios, casi el tamaño de una encíclica, constituye un hecho insólito por el modo de publicación, y revela una sintonía de los Jesuitas con el Papado que no se daba desde hace décadas. Entre las 16 revistas de la Compañía en las que ayer se publicó figuran "La Civiltà Cattolica" (Italia), "America Magazine" (EE UU ), "Mensaje" (Chile), "Études" (Francia), "Thinking Faith" (Gran Bretaña), "Stimmen der Zeit" (Alemania) y la española "Razón y Fe" (en cuya página web -www.razonyfe.org- puede leerse). Fue realizada en tres sesiones y un total de seis horas de conversación, los días 19, 23 y 29 de agosto, y su autor es el jesuita Antonio Spadaro, director de "La Civiltà Cattolica".

El Papa Bergoglio hace autocrítica de la Iglesia al manifestar que "no podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad". En ese sentido, "cuando percibo comportamientos negativos en ministros de la Iglesia o en consagrados o consagradas, lo primero que se me ocurre es: "un solterón", "una solterona". No son ni padres ni madres. No han sido capaces de dar vida".

En cuanto a las reformas que se esperan de su pontificado, Francisco explica que "las reformas organizativas y estructurales son secundarias, y la primera reforma debe ser la de las actitudes", porque "el pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios "clérigos de despacho".

Al volver sobre la cuestión gay, el Papa relata que "una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: "Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?". Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano".

En temas morales, "no podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar". El Papa Bergoglio añade que "una pastoral misionera no se obsesiona por transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente".

La mujer ocupa varias reflexiones del Papa. "Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, pero los discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista". Por el contrario, Bergoglio propone "reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia".

Las suspicacias que Francisco ha despertado en sectores tradicionalistas y conservadores de la Iglesia le llevan a afirmar en la entrevista que "aquel que tienda a la seguridad doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras".

Por el contrario, el Papa Francisco declara finalmente tener "una certeza dogmática: Dios está en la vida de toda persona. Y aun cuando la vida de una persona haya sido un desastre, aunque los vicios, la droga o cualquier otra cosa la tengan destruida, Dios está en su vida. Se puede y se debe buscar a Dios en toda vida humana. Es necesario fiarse de Dios".