Tienen menos probabilidades de recibir atención médica y educación y son especialmente vulnerables a la violencia, el abuso y la explotación. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó ayer de que alrededor de 93 millones de niños con discapacidad en el mundo siguen enfrentándose a la estigmatización de la sociedad, e incluso de sus familias y comunidades y son, por ello, más vulnerables a los abusos -hasta "tres o cuatro veces más"-, a la violencia y a la discriminación en el acceso a la educación y la sanidad.

"La discapacidad no es el problema y los niños con discapacidad mucho menos, el problema son las barreras", aseguró ayer, en la sede de la Fundación Paideia, en A Coruña -una de las ciudades donde Unicef presentó su informe-, el director de campañas de la agencia de Naciones Unidas en España, Andrés Conde, quien instó a las instituciones, y a la sociedad en general, a apostar por un modelo de inclusión para promover la formación y la integración social de estos pequeños. "Los niños con discapacidad tienen los mismos derechos, los mismos sueños, los mismos anhelos y las mismas necesidades y, sin embargo, suelen ser invisibles en las políticas públicas y en la sociedad", criticó.

Por otra parte, Rosalía Mera aprovechó la presentación del informe de Unicef sobre infancia para criticar, también, los recortes que afectan a los niños, poniendo el acento en ámbitos como la sanidad y la educación. "Los recortes en sanidad y educación hacen un flaquísimo favor a la sociedad. La escuela pública es la mayor plataforma de igualdad de oportunidades", destacó la presidenta de la Fundación Paideia, y advirtió: "No se puede ir a la parte más fácil y a recortar por abajo".

Consideró que "no podemos permitir que se muera el tejido empresarial porque sin él, no hay empleo". Reconoció que, ante la actual situación, los políticos "tienen que acometer ajustes", pero insistió: "Regateando en ámbitos como la salud, la infancia o la educación estamos dando un paso atrás".