Todavía le faltan 666 millones de visionados para poder competir con Justin Bieber y su "Baby", pero con tesón y paciencia quizás pueda conseguirlo. Ambas cualidades ya ha demostrado que no le faltan, porque para completar el prototipo de motor V-12 –que él considera como el "más pequeño del mundo" en su especie– ha tardado 1.220 horas, aunque él prefiera hablar de "pasión" para explicarlo. Y es que José Manuel Herma insiste en que esa es la palabra adecuada para explicar su vinculación con los motores. Esta relación de amor ahora ha salido a relucir en internet y casi un millón y medio de personas han sido testigos ya de cómo este jubilado de 71 años de Noia construye un motor de 12 centímetros cúbicos que funciona con aire comprimido, "para no contaminar".

La culpa la tuvo la jubilación, que le llegó en 2003, y una gran causa que le motiva: lograr que los jóvenes alumnos de los institutos gallegos se contagien de la fascinación que él siente por la mecánica y que orienten sus estudios a la Formación Profesional. "Muchos chavales de hoy en día no saben qué estudiar y yo aspiro a darles una ilusión para ver si eligen la Formación Profesional". Porque José Manuel Herma está convencido de que el paro se soluciona así: "Hay tantos estudiantes universitarios que no sé quién les va a dar trabajo". Además, José Manuel predica con el ejemplo y lo dice con orgullo: "Yo no fui a la universidad". Eso no le impidió arreglar con 14 años la bicicleta de su padre, mantener una intensa relación con un libro de mecánica en su adolescencia y fabricar su primer motor diésel –este a escala real y operativo, lo estuvo durante 22 años– cuando cumplió los 22. --- NO TOCAR ------------------- CUERPO DE LA CAJA José Manuel cree que las maquetas son las más pequeñas del mundo

Durante toda su vida laboral, como jefe de máquinas en un barco y como mecánico naval, no traicionó su sueño de juventud. Y después de su jubilación dedica "más horas" a confeccionar los pequeños ingenios que le han hecho famoso en youtube que cuando trabajaba, pero lo hace "con gusto". "Desde que me retiré he dedicado unas 15.000 horas a la elaboración de diez motores", explica. Así que no es de extrañar que asegure que para él la mecánica "es el oficio más importante que existe". De hecho, se atreve a contradecir a quienes suelen afirmar que si tuvieran otra oportunidad vivirían su existencia de forma diferente: "Si volviera a nacer, sería mecánico otra vez". Su "pasión" llega hasta el extremo de que confiesa que el "90 por ciento" de las noches sus sueños lo llevan de regreso a sus labores en el barco.

Vocación didáctica

Aunque Herma se ha convertido en uno de los descubrimientos de la red, resalta que su primer objetivo es la vocación de enseñar. "Quiero que los chicos vean cómo es un motor a escala real, por dentro y por fuera, porque en los institutos en los que enseñan tecnología tienen una ridícula manivela con un pistón que sube y baja. Por eso me puse con esto", explica.

"Esto", solo en el caso del motor V-12, se traduce en cientos de pequeñas piezas que fabrica él mismo. "Artesanía", dice, y por tanto "irrepetible". Solo tiene un truco, o más bien dos: un viejo torno de 80 años que compró de segunda mano y que él mismo restauró y, sobre todo, mucha lima. La fórmula podría resumirse, señala, en dos tercios de lima –traducido: horas y horas de lima– y un tercio de torno. Y "delicadeza", porque las piezas con las que trabaja José Manuel tienen que ser tan precisas que la máxima holgura que se permite es de "una o dos centésimas". Además, afirma, "si tuviera que repetir alguna pieza, dejaría de construirlos" por falta de "paciencia".

--- NO TOCAR ------------------- CUERPO DE LA CAJA Si volviera a nacer, sería mecánico otra vez", afirma estse jubilado de Noia

El hobby no le sale caro, y eso que requiere acero inoxidable, bronce y aluminio. "Son tan pequeños que con una varilla de acero ya me llega para hacer muchas piezas", explica. A "Patelo" –el apodo con el que firma también los motores– no le faltan compradores. Por ejemplo, algún ingeniero chino y una empresa de Madrid se han mostrado interesados, pero "Patelo" solo se desprendería de estos ingenios –que podrían funcionar con combustible con pequeñas modificaciones– en caso de que lo necesitara mucho. "Solo lo haría en el caso de que lo necesitara mucho, como por una enfermedad", explica.

En todo caso, este noiés, que no se dedica a investigar la impulsión con aire comprimido en motores a escala real porque es "muy caro", es consciente de que en el mundo de ahora ya no nacerán muchos como él. "Soy el fin de una época", admite. No por falta de talento, sino porque ya no se estila eso de "reparar" y hacer piezas. Ahora si algo se rompe, explica, se recambia con una pieza que viene hecha de fábrica. "Los mecánicos pasan a ser montadores", dice. Y eso que en época de crisis no vendría mal "reutilizar". "Es un derroche, pero así está montado el mundo", reconoce resignado.