Una asignatura seria, con contenidos fijados en un programa y en la que los alumnos adquieran algún conocimiento académico. Ésta es la propuesta que desde la Iglesia y los colegios privados gallegos proponen para los estudiantes que no quieran matricularse en Religión y con la que desean evitar que esta materia siga "discriminada" en las escuelas, tal y como aseguraba esta semana el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Rouco Varela, quien alertaba de que España vulnera los acuerdos con la Santa Sede en educación. "Defendemos que los padres tengan la libertad de elegir si sus hijos estudian una religión –la católica u otra– pero si esta asignatura se incluye en el curriculo escolar debe tratarse como cualquier otra", señala el presidente de la Asociación de Centros de Enseñanza Privada de A Coruña, José Antonio Moar.

La polémica surge a partir de 2006 cuando entra en vigor la nueva Ley Orgánica de Educación que establece que Religión será una materia obligatoria para los centros pero voluntaria para los alumnos. Atención Educativa pasa a ser la alternativa a las asignaturas confesionales pero la norma deja sus contenidos a la libre elección de los centros, algo que en la práctica convierte a esta materia en un cajón de sastre, donde los estudiantes analizan la prensa diaria, adelantan sus deberes o simplemente tienen la hora libre. "Esta situación provoca cierta discriminación entre los alumnos porque mientras los matriculados en Religión tiene que ir a clase, realizar tareas y evaluarse, otros compañeros no", señala Moar. "Esta materia rompe los acuerdos con la Santa Sede porque no es una asignatura seria, con unos contenidos establecidos", añade el vicario de enseñanza del Arzobispado de Santiago, Luis Otero.

Ambos respaldan las críticas de Rouco Varela hacia la regulación de esta materia alternativa. "El Gobierno se mueve entre la indefinición y al final, no contenta a nadie. No quita Religión del currículo porque iría en contra de lo acordado con la Santa Sede pero tampoco la trata como una optativa más. Es la única con la que hay problemas. Si alguien no quiere estudiar Historia Contemporánea, por ejemplo, hay otra materia similar. Pero con Religión, parece que la única opción es perder una hora", dice Moar.