El Concello de Silleda solicitó ayer a la Consellería de Educación un encuentro al que también acudirá el equipo de dirección del CEIP de Silleda, así como profesores y representantes de los progenitores del alumnado. La decisión se tomó ayer, tras una reunión en el consistorio y que convocó el propio alcalde, Manuel Cuíña, con la comunidad educativa del centro y la oposición política para hablar de la situación en que se encuentra este colegio.

Los asistentes también acordaron que en ese cónclave con el conselleiro, Román Rodríguez, se pida al departamento autonómico que realice un estudio sobre la estructura del centro, "y en base a los resultados se analice si se hace un nuevo colegio o una remodelación integral". En caso de que se opte por esta segunda opción, será necesario contar con una nueva cubierta, un patio y una pasarela cubierta que comunique el área de Infantil con el comedor. También es preciso intervenir sobre el cierre perimetral, que se encuentra en muy malas condiciones en algunos puntos como en el lado que da a la carretera de O Castro. Desde la Alcaldía, Manuel Cuíña apunta que "esperamos que el conselleiro nos reciba en cuanto sea posible para abordar estas cuestiones, ya que las deficiencias son grandes y el mantenimiento que se realiza desde el Concello resulta ya insuficiente".

El centro tiene ya 50 años y al paso del tiempo en varias instalaciones se suman los efectos de las trombas de agua que cayeron desde diciembre. La ANPA señala que en algunas aula hay problemas de humedad que conviene subsanar, y en cuanto a la mencionada pasarela de Infantil, hace años que el colectivo de padres pide que ésta se extienda ya a la misma entrada del centro, para impedir que los niños se mojen desde que se bajan del autobús hasta que llegan a sus aulas.

En el centro estudian 333 niños, y con casi medio siglo a sus espaldas, se antoja necesario revisar las instalaciones (si no se decide construir uno nuevo, como sí ocurrió en Lalín con el Manuel Rivero y el Xesús Golmar) para optimizar cuestiones como la eficiencia energética. Contra ésta luchan no solo las filtraciones de agua, sino también ventanas anticuadas que acusan la pérdida de calor y que, en algunos casos, ya procedían de otros centros del Baixo Miño, como en su momento denunció el regidor. Eso sí, en 2016 Educación decidió cambiar la caldera de calefacción del centro, mediante una inversión de 50.000 euros.