Jerusalén, Nazaret, el Mar Muerto, el Monte de la Tentación, el río Jordán, la iglesia del Santo Sepulcro, la basílica de la Natividad o Belén, entre otros, son algunos de los puntos neurálgicos de lo que en el mundo cristiano se conoce como Santos Lugares. El párroco de Lalín, Marcos Torres, planea organizar viajes entre sus acólitos de Nosa Señora das Dores tras haber pasado siete días recorriendo esa zona de Oriente Próximo. "El viaje fue intención mía para conocer la situación de Tierra Santa porque en Occidente se da una imagen de esa zona que no está en absoluto acorde con la realidad", asegura el sacerdote lalinense. Torres indica que "tenía ganas de ir porque tengo intención de organizar un viaje desde aquí, pero primero quería verlo en primera persona porque los franciscanos que están allí, y que son los que cuidan los Santos Lugares siempre dicen que contemos en Occidente que no hay ningún problema en ir a ese lugar del mundo".

Torres reconoce, como sacerdote, que lo que más le impactó de su periplo por Israel, Cisjordania y Palestina "la mezcla de culturas, la seguridad que se percibe en todo Israel, y también noté cierto odio de los musulmanes hacia todo lo que tiene que ver con Occidente. Si es verdad que hay una gran mezcla de culturas, y una buena relación entre ellas, pero te pongo un ejemplo: Puedes acceder al Muro de las Lamentaciones sin ningún problema. Es verdad que con separaciones entre hombres y mujeres. Sin embargo, pero en Jerusalén no te permiten visitar ninguna mezquita, a no ser que sea musulmán". El párroco de Lalín recuerda que para un cristiano "es algo muy especial conocer los lugares y la cultura de los territorios en donde vivió Jesús de Nazaret porque, a veces, occidentalizamos demasiado la figura de Jesucristo y poder estar allí es algo que todos deberíamos hacer".

Apoyo católico

Una de las razones por las que el párroco de Lalín está interesado en organizar una expedición a Tierra Santa es poder ayudar a la pequeña colonia de católicos de Belén. Torres cree que es "necesario porque es una comunidad muy pequeña, y cada año emigran más porque no tienen apenas trabajo. Ellos mismo me decían que en 20 o 30 años en Jerusalén no quedará ningún católico". El sacerdote piensa que sería bueno que los integrantes de la expedición dezana pudieran transmitirle su solidaridad "e incluso poder comprar sus propios productos porque tienen cooperativas con piezas para los turistas".

El párroco también espera que desde la parroquia se pueda ayudar para costear el viaje a aquellas personas que lo necesiten.