Hace poco más de una década, el 1 de octubre de 2007, la Consellería de Economía e Facenda aprobaba los estatutos de la S.A. gestora del Banco de Terras de Galicia (Bantegal), una figura con la que se intentaba movilizar las fincas de cultivo que permanecían en desuso para así arrendarlas a las explotaciones agroganaderas que precisasen base territorial para reducir costes. Diez años después, entre cinco municipios de Deza y A Estrada (el Bantegal carece de parcelas en Rodeiro, Forcarei y Cerdedo) aportan a la base de datos 1.325 fincas. Si uno se adentra en el trámite en que se encuentra cada una de ellas, cae en la evidencia de que el Bantegal dista mucho de ser un éxito en la zona: el 52,3% de esas parcelas, en concreto 693, todavía están disponibles, y hay otras 372 que no pueden alquilarse porque sobre ellas o bien se halla una construcción o un depósito de agua, o bien se solicitaron para cedérselas a los concellos para usos sociales u otros.
De este modo, entre los seis municipios suman tan solo 75 fincas arrendadas, mientras que otras 185 están en proceso de alquiler. El pobre balance del Bantegal puede deberse a que las fincas de la base de datos no son aptas, por el suelo o por su superficie, para prados y cultivos forrajeros, que es lo que precisa el sector primario en Deza. Pero también cuenta que varios propietarios no incluyen sus fincas en el Bantegal por el temor a no recuperar el predio cuando lo necesite (el alquiler es de 20 años para usos forestales y cinco para el resto de fines), y que incluso hay cientos de parcelas cuya titularidad no está clara.
De entre todos los municipios es A Estrada, y con diferencia, el municipio con más parcelas en el Bantegal: 724, que abarcan una superficie total de 112,81 hectáreas, de modo que cada finca tiene, de media, una superficie de 0,16 hectáreas. De esas más de 720 parcelas, 437 están esperando a ser utilizadas, mientras que hay 193 que no pueden arrendarse. Sólo 7 están ya en manos de un nuevo "trabajador", mientras que 87 están en trámites para alquilarse. La situación que presenta A Estrada se da, en la práctica, en los demás concellos. Vila de Cruces, otro municipio en el que la actividad agroganadera no es primordial, cuenta con 223 fincas en el Banco de Terras, de las que únicamente 14 están alquiladas, y otras 28 en proceso. Así las cosas, hay 108 predios disponibles, y 73 que figuran en la base de datos pero que no pueden arrendarse a particulares. Es Agolada el tercer municipio con más parcelas en el Bantegal, 169, y sólo 20 alquiladas ya. Agolada dispone de 62 fincas más en proceso de arrendamiento, 35 disponibles y 52 que no pueden traspasarse.
Así las cosas, son precisamente los tres municipios con más carga ganadera los que tienen menos fincas en este sistema de arrendamiento, lo que da una idea de la tremenda necesidad de base territorial en estos ayuntamientos.. En Silleda, de sus 120 terrenos anotados en el Bantegal, nada menos que 75 están a la espera de un inquilino, mientras que otras 35 no pueden arrendarse. Ya lo están la ridícula cifra de 3, y en proceso otras 7. Lalín tiene anotadas 71 parcelas en este sistema, y por lo menos sus datos son bastante más esperanzadores que los de Silleda: hay 26 fincas con alquiler, y ninguna que esté en proceso. Pero quedan aún 29 disponibles y otras 16 están en el Bantegal, pero no pueden alquilarse. Por último, en Dozón se contabilizan 18 parcelas en el Banco de Terras, y sólo 5 están alquiladas, a las que se suma otra en proceso. Hay 9 aún disponibles y otras 3 no susceptibles de alquiler.
El catálogo de fincas del Bantegal cuenta con 12.500 parcelas. En las comarcas, 1.241 pertenecen a la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural, y ocupan 319 hectáreas. Son terrenos de masas comunes de parcelarias o reestructuraciones acabadas después del año 1985. Las 84 restantes, repartidas en 37,7 hectáreas, son de particulares.
