Adultos y jóvenes estradenses se animaron a disfrutar de las actividades que el programa DepoRúarte, de la Diputación de Pontevedra, ofreció ayer en la plaza consistorial de A Estrada. Al encuentro acudió la diputada de Xuventude, Digna Rivas, que aseguró que la intención del proyecto es "acercar la cultura urbana a la juventud de toda Galicia".

Al principio de la jornada, el sol tardó un poco en salir, pero a medida que se asomaban sus rayos, los pequeños llegaban al lugar también. Cinco monitores acompañaron y enseñaron a los participantes durante toda la tarde sobre técnicas de graffiti, breakdance, parkour, turntablism DJ y personalización de gorras. Los muchachos marcaron su propio recorrido a seguir. El graffiti fue, sin duda, la primera de sus paradas. Después de practicar y garabatear con los sprays, pasaron a otra de las disciplinas disponibles, dejando para el final, casi siempre, la pista de baile. Esta última es una de las actividades que más les cuesta iniciar, pero que una vez que comienzan, no quieren dejar, según apuntaron ayer desde la organización. Al finalizar, comenzaron un curso de personalización de gorras trucker, donde, con rotuladores de tela y viseras, crearon el complemento perfecto para su look. "En los mensajes de las gorras queremos transmitir y fomentar la vida sana y el deporte", señaló Pablo Castiñeira, coordinador del programa.

DepoRúarte ofrece la posibilidad de probar la cultura urbana, de aportar el material y las infraestructuras adecuadas para que se disfrute. Su objetivo no es la especialización en todas las disciplinas, sino la participación en cada una de ellas. Una de las actividades que más llama la atención a los jóvenes es el parkour, pues "comenzó a practicarse hace escasos años y muchos pueblos aún no cuentan con instalaciones o infraestructuras adecuadas para su práctica", añadió Castiñeira.Al finalizar la pared blanca del graffiti, muchos de los participantes usaron el mural como photocall, para llevarse así inmortalizada la tarde de cultura urbana.

Durante la realización de los cursos, los monitores dan normas de seguridad, conciencian de que solo se deben realizar en lugares específicos y trabajan el fondo educativo. El objetivo es democratizar la cultura urbana y darle una nueva visión positiva. Además, también buscan la inclusión social dando y ayudando a todas las personas su propio espacio en las actividades. "A última hora siempre preguntan que cuando vamos a volver", afirmó Castiñeiras.