Es la segunda teniente de alcalde de Lalín y lleva las áreas de Facenda y Patrimonio. Abogada de profesión, Teresa Varela reconoce que su trabajo sí le acercaba ya al mundo de la administración, "pero desde el punto de vista del administrado".

-Es una de las poquísimas mujeres en las comarcas al frente de una concejalía como la de Facenda. ¿Cómo es la experiencia?

-Pues quizá fue por deformación profesional, pero nada más salir elegidos tras los comicios, lo primero que hice fue comprarme un manual. Tuve que autoformarme en esta disciplina y, a decir verdad, no creo que en esta concejalía se note si la labor tiene al frente a un hombre o a una mujer. No tiene tanto margen como el que pueden tener departamentos como Benestar Social, y la labor de Facenda es más de despachos y menos de cara al exterior como puede ser Cultura, un área que por cierto llevé al principio de este mandato y me encantó.

-¿Nota algún tipo de discriminación?

-No, ni positiva ni negativa. En un debate plenario, me da igual que me rebata un hombre o una mujer, y tampoco preciso una mayor aportación por el hecho de ser mujer.

-¿Es fácil conciliar la vida política con la personal?

-Ya no es fácil combinar la vida laboral con la privada, así que cuando te metes en política no le restas tiempo a tu trabajo, sino a tu ocio. La política precisa una implicación muy grande. Pero también es verdad que es una experiencia y un aprendizaje más.

-¿Qué le aconseja a las mujeres que quieren dedicarse a este mundo?

-Recalco que es un sacrificio personal, pero la mujer a la que le apetece entrar en política, debe hacerlo si lo estima oportuno. Eso sí, que entren más mujeres, pero que estén implicadas y que aporten.