Hace ahora un año los alcaldes de Lalín y de Silleda, Rafael Cuiña Aparicio y Manuel Cuiña Fernández, lanzaron un aviso sobre el posible abandono de ambos concellos de la Mancomunidade Terras de Deza. Entonces entre las justificaciones se alegó un necesario reajuste de la representación política en un organismo creado en 2002 y que desde entonces estuvo en permanente cuestión. Ahora los motivos esgrimidos por ambos regidores son, entre otros, la falta de operatividad de un ente que agrupa también a Vila de Cruces, Rodeiro y Agolada.

Los alcaldes anunciaron ayer su "malestar" por el funcionamiento de la Mancomunidad que preside el mandatario popular rodeirense Luis López. Por eso piden que si no se desbloquea esta falta de operatividad se valore la disolución de este organismo. Los munícipes de Lalín y de Silleda dicen que la Mancomunidad no es un instrumento útil para dar servicio a los concellos, fruto de una evidente situación de parálisis y bloqueo institucional "provocada por la mala gestión de su presidente", Aluden a la falta de voluntad para abrir una nueva etapa de participación conjunta con la convocatoria de reuniones periódicas de portavoces, "tal y como se especifica en los estatutos". Critican el anuncio de López de celebrar un pleno a comienzos de año, pues entienden que carece de sentido aplazar más una reunión cuando hay urgencia para "tratar de activar definitivamente los mecanismos y las estrategias con las que sacar al órgano supramunicipal del actual estancamiento". Y recuerdan que el último encuentro fue hace seis meses.

Rafael Cuiña y Manuel Cuiña echan en falta un calendario que fije el reparto de la maquinaria, que por tanto impide organizar con tiempo las actuaciones a realizar en cada caso. "Lalín y Silleda son los concellos con más peso poblacional y los que más recursos aportan, sin recibir, por el contrario, el trato que merecemos". Por eso demandan un calendario acorde a los fondos que entrega cada ayuntamiento a la Mancomunidad. Los dos representantes municipales reiteran su decidida apuesta por dotar de verdadera capacidad de actuación a este ente, "que debe ser un instrumento útil, eficaz e imparcial para dar respuesta a las necesidades reales de los diferentes municipios que la integran y no a intereses partidistas. De no ser así, este organismo carece de sentido y habría que empezar a valorar su disolución", dicen.