El Concello de Silleda ha acotado una zona del exterior del monasterio de Carboeiro, enfrente de la entrada al claustro, con el fin de impedir el paso de personas y vehículos ante el peligo de derrumbamiento del muro de contención. El gobierno de Manuel Cuiña aguarda que la Consellería de Cultura "tome cartas en el asunto" para reparar un bien de interés cultural como es el cenobio románico.

Por de pronto, operarios municipales iniciaron ya los trabajos de colocación de las vallas de madera. La actuación se produce después de que la Alcaldía, a la vista del mal estado del muro de piedra exterior, encargara un informe a la Policía Local para proteger este espacio. También tuvo en cuenta las advertencias de los propios técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural. "Para prevenir cualquier incidencia y a la espera de que Patrimonio tome cartas en el asunto, tras varias reiteraciones, optamos por señalizar la zona situada en la parte superior del muro, prohibiendo el acceso al mismo", explica el regidor local.

El muro exterior, con una altura de cuatro metros, presenta un derrumbe parcial importante motivado por las escorrentías de agua y la presencia de raíces arbóreas que fueron cuarteando su estructura. Con el objeto de evitar que se puedan producir situaciones de peligro y que se agrave el derrumbe existente, el gobierno decidió acotar el acceso a la zona. Para ello, además de la valla, también está previsto colocar carteles de advertencia en varios idiomas.

Técnicos de la Subdirección Xeral de Conservación e Restauración de Bens Culturais, de la Xunta, se desplazaron en septiembre del año pasado a Carboeiro para evaluar el estado de conservación del monasterio, a petición del Concello de Silleda tras observar deficiencias. El derrumbe parcial del muro, por la parte de abajo del edificio monacal, sigue siendo una de las cuestiones que más preocupan. De hecho, ya en el citado informe se hace referencia al delicado estado de esta pared de piedra, que limita con la fachada oeste y presenta un socavón que no se aprecia desde arriba. En aquel informe también se recomendaba ya señalizar y limitar el tránsito en la zona. El Concello aguarda que Cultura, a la que remitió distintos escritos -el último hace un par de semanas-, tome parte cuanto antes en la necesaria conservación de Carboeiro -declarado bien de interés cultural en 1931- y de su entorno, un enclave que cada año visitan miles de personas.