Tal y como había anunciado días atrás, el PP llevó ayer al pleno una moción basada en la polémica que suscitaron los tres escalones de piedra y cemento que dan acceso al mirador de la fervenza del Toxa. El portavoz, José Luis Espiño, abogó por la reposición de la obra y por la puesta en marcha de una comisión, integrada por miembros de la corporación local, que se encargue de hacer un listado de los espacios singulares del concello (es consciente de que el PXOM ya dispone de información similar) y de establecer un pliego de condiciones a la hora de realizar actuaciones o mejoras en esos enclaves.

Para el BNG, la obra que acaba de hacer el ejecutivo socialista solo hizo "reeditar el atentado ecológico" que en su momento firmó el gobierno del PP, al aplicar cemento en la zona. Para Da Torre, el material idóneo sería la madera. Usó el turno de réplica a ambos la edil de Turismo, Ana Luisa González Costa, apuntando que lo que se hizo fue rellenar una zona susceptible de causar lesiones a los viandantes con tres escaleras y rellenando "con los colores presentes allí". La piedra es disforme para evitar resbalones, y pasará más inadvertida cuando coja musgo.

El alcalde, Manuel Cuiña, reforzó la intervención de su concejala alegando que siempre habrá zonas inaccesibles para personas con diversidad funcional, ya sea este tramo de 8 metros "o un pico de 8.000". La obra se acometió mediante una ayuda global de 49.000 euros (el acceso costó 2.374), destinada a la señalización y accesibilidad de zonas turísticas. Se concedió el 17 de agosto y tenía que estar ejecutada hoy, pero esta semana se le dio un mes más de plazo para rematarla y pagarla. "Lo que ocurre aquí es una caza y captura", insiste Cuiña, en relación a las críticas del BNG y de PP, que se hicieron eco de las reacciones en las redes sociales. La mayoría del PSOE tumbó la propuesta de devolver la obra al estado original y de crear la citada comisión.