-Como ganadero ya jubilado, ¿qué opinión le merece el conflicto de la cuota láctea?

-En mi casa, primero trabajamos con vacas del país y, después, cambiamos para convertirnos en granja de leche. Ahora llevo tiempo jubilado y ya no tenemos vacas porque vendimos la cota. Recuerdo que, cuando yo llevaba la granja, subió la leche a 60 pesetas de las antes el litro. Entonces la gente empezó a moverse, pero a esa época le siguió otra en la que el precio bajó muchísimo. Ahora pasa lo mismo, porque hay mucha competencia. Al deshacerse de las cotas, cada uno produce lo que quiere. El caso es que esto de la cota láctea es malo de arreglar porque todos los países de Europa producen mucha leche. En Francia, el gobierno subvenciona la leche y la pueden vender aquí más barata.

-¿Conoce la situación de los ganaderos dezanos en este tema?

-La gente lo está pasando muy mal porque aquí quedaron pocas granjas en relación a las que había antes. Las que quedaron son de ganaderos muy valientes, con tractores nuevos y unas inversiones muy grandes. En muchos sitios hasta dejaron las vacas y todo.

-¿Piensa que el sector primario corre riesgo de desaparecer con este tipo de conflictos?

-En Lalín, como en otras partes de Galicia, el sector primario todavía se mantiene, aunque con muchas dificultades. A los ganaderos le supone un gasto tremendo continuar trabajando porque tienen alquilada mucha tierra, y eso hay que pagarlo. Hay ganaderos que pagan al año sobre 10.000 euros de alquiler, que es una cifra muy complicada de asumir. Es cierto que hay subvenciones para levantar establos o granjas, pero esos créditos a bajos intereses de la Xunta hay que devolverlos, y ahí está el drama para todos estos ganaderos que quieren producir. Las cooperativas de Lalín están bastante bien, sobre todo la de Cercio, que la veo muy bien montada. Sería bueno unirlas todas y formar una empresa fuerte, pero eso es complicado de sacarlo adelante.