Nada menos que 405 euros. Ésa fue la cantidad que se pagó por el primer premio de la Festa da Rosquilla de Abades, un bolo donado por la asociación Avema, de Manduas, y cuyo precio de partida fue 50 euros. La puja fue una lucha a dos, entre el 'delegado' del restaurante de Irún que todos los años se lleva los primeros premios y un oriundo de la parroquia vinculado a la familia que regenta la empresa Excavaciones Mejuto, y que finalmente recogió el bolo.

La donación de Avema fue la escogida como la mejor entre los 27 bolos participantes, por un jurado compuesto por tres miembros de la Banda de Música Recreativa e Cultural da Bandeira: Sergio Rodríguez, Juan López y Mario Otero. Los tres miembros del tribunal decidieron que el segundo premio recayese en el bolo que donaron Jesús y Martín López y que, con un precio de partida de 30 euros, se adjudicó por cinco más. Por su parte, el tercer premio fue para el bolo de Casa Taboada, de Campomarzo, que se vendió en 50 euros.

Fue el bolo del presidente de la asociación vecinal A Costa, José Manuel Folla, el que se llevó el premio a la originalidad. Bautizado como O paraugas de José, representaba una sombrilla y se vendió también por 50 euros. También concurrían a este premio otras dos creaciones: una en forma de tractor y la otra simulando un molino de viento. La primera se adjudicó en 45 euros y la segunda en 35.

Fue Cristina Suárez, la presidenta de la Asociación de Mulleres Rurais (que organiza la fiesta en colaboración con A Costa) la encargada de presentar la subasta, ayudada por Folla y por la secretaria del colectivo vecinal, Flor Rodríguez. Los demás bolos se vendieron a una media de 30 euros. En total, este evento gastronómico recaudó 1.370 euros, que se destinarán a la organización de la fiesta el año que viene. Aunque tiene la subasta como principal reclamo, el programa de festejos contó con otros atractivos, como los dos conciertos que ofreció la citada banda de A Bandeira o la eucaristía solemne, que incluyó una ofrenda de rosquillas y una procesión.