El gobierno de Lalín mostró su satisfacción por la capacidad de la Feira do Cocido para atraer a millares de visitantes, no solo en su día grande, sino a través de las múltiples actividades organizadas en las últimas semanas. El alcalde, Rafael Cuiña, que rehusó entrar en el número aproximado de las personas que habían abarrotado las calles anteayer, indicó "que a nadie se le escapa el evidente éxito de la fiesta y que se debe a todo el pueblo de Lalín", dijo.

Tanto el mandatario como los portavoces de los otros tres grupos políticos que conforman el ejecutivo incidieron en que trataron que su impronta se percibiese en los cambios organizativos que entendían impropios como la Encomenda o la comida oficial gratuita, manteniendo en gran medida las propuestas de años precedentes por entender que eran acertadas. "Como ya dijimos, de lo que se trataba era recuperar una fiesta del pueblo y para el pueblo", comentó el mandatario, quien luego desglosó algunos apuntes acerca del día grande del Cocido y de otras actividades paralelas. Habló de "transversalidad" en la comida solidaria o del acierto de haber instalado la carpa Mahou en el Campo da Feira Vello. En este sentido aseguró que responsables de puestos le habían asegurado que las ventas fueron muy buenas y que incluso le pidieron si para 2017 sería posible ampliar esta infraestructura el doble de su tamaño. Tras agradecer el trabajo incansable de los funcionarios, trabajadores municipales y fuerzas de seguridad, citó que para la próxima edición el Cocido volverá a promocionarse con un autobús turístico o que desea que se repita el festival de las bandas de música locales. También aludió a la exitosa iniciativa de los cantos de taberna de la tarde-noche del sábado. A su juicio esta es la línea a seguir para que el Cocido sea, tanto el sábado como el día grande, un foco de atracción de visitantes. "Se é de Lalín, é bo parece que es ya más que un lema mío; sino algo que está funcionando para seguir trabajando en esta nueva etapa del Cocido".

Sobre la distinción del evento como Fiesta de Interés Turístico Internacional -que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo reclamó- el gobierno local indicó que se trabajará "con calma y haciendo las cosas bien" para que esta catalogación pueda llegar el próximo año o quizá para 2018. "Me gustaría que coincidiese con el 50 aniversario", declaró Cuiña.

En la comparecencia de ayer acompañaron al munícipe los concejales del gobierno Nicolás González Casares, Lara Rodríguez Peña y Francisco Vilariño. El teniente de alcalde Casares señaló que los cambios en la fiesta son perceptibles ya y, como había dicho el regidor, mencionó la entrega del premio Aldea Singular. "Fue un acto solemne pero sin el boato o el olor a rancio de la Encomenda". En el caso de la comida solidaria precisó que corresponde a la asociación Aranes hacer pública la recaudación del evento -además del precio del plato de los comensales hubo una fila cero- pues el concello se limitó a ejercer de intermediario. "Este gobierno dio el do de pecho y lo hizo en un tiempo récord, pese a que algunos nos acusan de no tener peso político", significó Casares en alusión a la capacidad del ejecutivo local para mantener el tirón de la fiesta. Y subrayó que el domingo, con la música de las charangas, hubo gente en la calle hasta pasadas las once de la noche.

Peña hizo hincapié en los cambios introducidos y calificó el día grande de "multitudinario", además de recordar que todavía quedan actos como el Cocido dos Maiores -será en Cercio y se espera reunir a más de un millar de personas- o el Cocido do Orgullo, del primer fin de semana de marzo y para el que se está ultimando la programación. En principio habrá sesiones de cine sobre temática homosexual, transexual y bisexual y dos conciertos repartidos entre el viernes y el sábado.

Francisco Vilariño, que participó activamente en la organización de actos como edil de Turismo, mencionó la "democratización" de esta fiesta, si bien dijo que el ayuntamiento no debe arrogarse méritos que corresponden a el conjunto de la ciudadanía, desde los negocios hasta los vecinos que acogen a los visitantes en sus casas. "De querer ser la octava ciudad de Galicia pasamos a ser lo que somos, pero sin complejos y orgullosos de ello", recalcó. "Ahora no se busca salir en la foto o el glamour, algo que siempre me horrorizó".

Por otro lado, se valorará organizar el día grande una degustación popular, pero siempre hablando con el sector. "Es un tema sensible y no está claro", dijo Cuiña, quien felicitó a los vecinos de Sello por el premio del desfile de carrozas.