La posición de muchos ciudadanos sobre el respeto al patrimonio común ha mudado notablemente en los últimos años, pero lamentablemente todavía no se han erradicado episodios impropios de lo que debería ser la protección de lo público o el destrozo del patrimonio natural. No hay que desplazarse demasiado de las zonas urbanas para contemplar restos de demoliciones de obras, botellas, plásticos y demás desperdicios en medio de parajes naturales de singular belleza como carballeiras.

El Paseo do Pontiñas de Lalín, cada vez más transitado, es un buen ejemplo de las pobres conductas de algunos vecinos que no dudan en sembrar de basura alguno de sus 6 kilómetros de trazado fluvial. En ocasiones se atribuyen estas acciones a jóvenes y a las fiestas del botellón, pero en otros casos la responsabilidad recae en ciudadanos adultos; los mismos que deberían dar pautas de civismo a los más pequeños. Un ejemplo es la lamentable escena que puede contemplarse cerca del lago del Pontiñas, a corta distancia del auditorio municipal. Un hedor insoportable alerta al caminante que pasea por este entorno. Pocos metros después pueden verse hasta cinco bolsas de basura perfectamente cerradas en las que algunos de los que acudieron a esta zona indican que puede tratarse de vísceras de algún animal. Más adelante hay otra gran bolsa con restos de pieles de una oveja, que por el estado de conservación de las bolsas de plástico, todo apunta a que no deben llevar allí muchos días. Aunque no sea ni mucho menos recomendable depositar restos de animales muertos en un contenedor, más lamentable parece desplazarse a pie desde la carretera hasta el paseo para tirar bolsas de basura con vísceras. Al margen de la cuestión medioambiental está la mínima sensibilidad de saber que esta conducta es más que reprobable. Justo al lado de uno de los acopios fue depositada otra bolsa del mismo color y características con restos de flores o plantas. Vecinos que paseaban por esta zona del paseo insisten en apelar a la conciencia cívica de los ciudadanos para que episodios como este no se repitan.

En otras zonas del paseo, pese al trabajo de los servicios de mantenimiento, es frecuente ver botellas de cristal y vasos u otros envases de plástico sobre todo después de los fines de semana. La Carballeira da Crespa anexa al Pontiñas es otro lugar donde proliferan los vertederos incontrolados.