Sabucedo tuvo que hacer ayer un esfuerzo titánico para cumplir con la tradición. El valor de los aloitadores se extendió al graderío en un curro en el que el sol caía a plomo, sin piedad. Sobre la arena, aquellos llamados a perpetuar este ancestral ritual demostraron que, sin género de dudas, están hechos de otra pasta. Entre el público, el aguante de quienes desafiaron a la ola de calor para disfrutar de este encuentro secular fue también de proporciones mayúsculas.

Algunos termómetros marcaban 32 grados sobre las 13.00 horas pero la sensación térmica era sensiblemente mayor. El calor hizo que la entrada al curro bajase ayer a alrededor de 900 personas, frente a las 1.500 entradas vendidas el sábado. Varios espectadores tuvieron que abandonar el graderío antes de que concluyese el espectáculo e incluso hubo quien tuvo que hacerlo para ser seguidamente atendido por las dos ambulancias ubicadas en la puerta del recinto, que al filo de las 13.00 tuvieron que auxiliar a varias personas con mareos y malestar por efectos de las altas temperaturas. Este tipo de situaciones se vivieron no solo entre quienes se encontraban presenciando el curro, sino también entre aquellos que estaban disfrutando del ambiente festivo en Sabucedo.

El segundo curro de la temporada se adelantó, precisamente por la ola de calor, a las 11.30 horas. El edil estradense Manuel Sanmartín, natural de Sabucedo y gran conocedor de la Rapa das Bestas -fue aloitador-, ejerció de maestro de ceremonias. Antes de que las manadas cruzasen la puerta del recinto, explicó a los presentes cómo viven estos caballos en los montes vecinos, gozando de su libertad. Recordó que este año se bajaron del monte unas 500 cabezas, frente a épocas en las que la acción del lobo las llegó a reducir a unas 65. Explicó que se tomaron medidas y que la fiesta empezó a ir adquiriendo el empuje que hoy día la hace traspasar fronteras. Relató el paso del curro viejo al actual en el Campo do Medio o los cambios de fecha de la Rapa hasta instaurarse en el primer fin de semana de julio. Se refirió también al excepcional calor de esta edición, si bien es habitual que la lluvia acompañe a esta fiesta.

A las 11.45 se dio aviso a los visitantes de que dejasen paso a los caballos. Fue también el momento en el que los músicos de Retrouso comenzaron a dar más alegría a la expectación. A las 11.53 el primer garañón pisó la arena, seguido por tres grupos de équidos. Aunque la grada todavía se encontraba mediada, y todo hacía prever que Sabucedo viviría, en plena ola de calor, uno de sus curros más fríos, el saber hacer de los aloitadores hizo que no tardasen en llegar los aplausos y también más espectadores, si bien es cierto que la imagen que arrojó el aforo fue muy distinta a la habitual.

Este año llegaron al curro caballos que llevaban una década sin bajar a la aldea o que, incluso, no habían sido rapadas nunca. Se trata de ejemplares que viven en una zona conocida como A Planzadoira.

Los niños fueron los primeros en meterse en faena. Suya es la encomienda de separar los potros y alguno cumplió con el cometido pese a su corta edad, pasando directamente de ser llevado en brazos a pisar la arena y mostrar que la Rapa es algo que corre por las venas de los vecinos de estas tierras.

Después llegó el turno a los aloitadores, que hicieron gala de su arte para inmovilizar a los animales para cortarles las crines del cuello y el rabo. Su esfuerzo de ayer fue encomiable, ya que al propio calor ambiental se sumó el que desprenden los animales en el foso. Su hazaña se saldó con una treintena de caballos que abandonaron el curro rapados.

Caballos más descansados

El presidente de la asociación Rapa das Bestas, Pepe Paz, reconoció que las condiciones fueron duras para el trabajo de los aloitadores. "Ya estamos acostumbrados", rió. Lamentó que la ola de calor haya empañado la celebración, reconociendo que el público descendió en esta edición, cuando lo habitual es que haya quien se quede incluso sin poder entrar para presenciar los dos primeros curros del año. Apuntó Paz que el cambio de día en la bajada de los animales del monte -se adelantó al viernes hace un par de años- fue un acierto, ya que de este modo los caballos se encuentran mucho más descansados. Añadió que el intenso calor hubiese complicado especialmente este año la coincidencia de la bajada con la celebración del primer curro.

Sabucedo vive hoy el tercer y último encuentro de la temporada. Lo hará con un curro solidario en el que se cobrará una entrada simbólica en concepto de donativo para ayudar a una niña llamada Uxía afectada por una dolencia denominada adquiria en su brazo izquierdo. El precio de la entrada será de dos euros por adulto y uno por niño. La recaudación será íntegramente donada a la familia de la pequeña para costear el tratamiento que precisa. Además, Rapa das Bestas creó a través de su página web una fila cero para esta causa, es decir, que las personas que no tengan pensado presenciar el curro pero quieran hacer llegar igualmente su donativo podrán hacerlo a través del enlace que encontrarán en la web www.rapadasbestas.es.

La mañana de hoy también será aprovechada en Sabucedo por los vecinos en general para identificar a los nuevos caballos de su propiedad que bajaron del monte con las manadas de O Santo. Ya a primera hora de la tarde los équidos serán liberados para que regresen a sus montes de procedencia.