La plataforma Incineradora no Deza Non realizó ayer su presentación oficial en el auditorio de Lalín, a la que siguió una charla sobre los efectos de la planta de basuras que construirá Estela Eólica en O Irixo. En el debate con el público participaron el biólogo Martiño Nercellas, el miembro de la Comisión de Residuos de la Federación Ecoloxista Galega (FEG), Celestino Quintela, y María Lafuente, vocal de residuos de Adega.

€Desde su colectivo se apuesta por la alternativa de las tres erres (reciclar, reutilizar y reducir), muy extendida ya en otros países europeos. ¿Por qué cree que la Xunta sigue defendiendo la incineración de residuos?

€Sin duda, por amiguismo y por intereses privados. Sogama vende como renovable la energía que genera de la quema de basura, a pesar de que para esta incineración se consume más energía de la que obtiene. Con la nueva planta de O Irixo, los concellos continuarán pagando por la entrega de residuos. Lo curioso es que en Sogama la mitad de la basura que entra va directamente al vertedero, sin ningún tipo de tratamiento, aunque se les cobea a los municipios entre 50 y 60 euros por cada tonelada que entregan y que, en teoría, debería ser tratada para reciclar el máximo de materiales. Con la decisión que acaba de tomar la Xunta, vamos en contra de la directiva europea, que prioriza la reutilización, la reducción y el compostaje.

€¿Cree que la clase política ha intentado convencer a los vecinos al priorizar la creación de puestos de trabajo sobre las consecuencias ambientales?

€Admito que los empleos son necesarios, pero los efectos sobre el entorno se empezarán a notar en cuanto comience a acumularse basura, porque acabará creándose un gran vertedero incontrolado que contaminará las aguas. Y, además, las dioxinas que se generan con la incineración no saben de fronteras. Está claro que para el gobierno es más fácil apostar por la incineración, cuando podrían crearse puestos de empleo con plantas de reciclado. Basta pensar en la planta de compostaje de Barbanza que, en relación a la población que trata, ha generado más trabajo que la incineradora de Sogama y, además, es la planta con mayor volumen de reciclado a nivel estatal.

€Recientemente, la Xunta amenazó con multar a Silleda y Agolada por depositar residuos orgánicos en camiones de reciclado. Si, en cambio, opta por la incineración indiscriminada de basura, ¿cree que ello podría provocar que los vecinos dejen de separar los residuos en casa?

€Es posible, por eso el gobierno tiene que cambiar su política de residuos desde ya, haciendo un trabajo de base que llegue incluso a cambiar el sistema de recogida de basuras puerta a puerta, para permitir que todos los vecinos del rural puedan separar y reciclar. No olvidemos que en muchas parroquias no hay contenedores para vidrio, papel o envases ligeros porque, simplemente, no interesa. La incineración no es otra cosa que el lucro de una empresa privada gracias a la gestión de un bien que, si lo pensamos, tiene un carácter público.

€La planta de O Irixo, que finalmente se construirá en la parroquia de Campo, queda a solo 7 kilómetros de Dozón y 12 de Lalín, con lo que los efectos sobre la actividad agroganadera serán inevitables. ¿Sería menos lesiva una planta de reciclado?

€Sin duda. La planta de O Irixo es un contrasentido, no ya en este municipio, sino en cualquier parte de Galicia. En Cataluña, así como en países europeos como Austria, existen mini-plantas de reciclaje cuyo tamaño no es superior al de una granja convencional, y cuya actividad es compatible con los trabajos agroganaderos de la zona. En algunas de esas plantas se elabora compost con los residuos orgánicos. Este material es ideal como abono e incluso puede prepararse en cualquier hogar. Es más, en Alemania los ganaderos venden los excedentes de sus Residuos Sólidos Urbanos (RSU) transformados en compost. Incluso en tiendas de jardinería se puede adquirir este producto. Tenemos que cambiar de sistema ya, porque si seguimos quemando basura, habrá que construir más incineradoras. De hecho, en Sogama acaban de invertirse 10 millones para ampliar el vaso del vertedero, ya colapsado.