El mal momento que viven las dos asociaciones de comercio de Lalín, ambas con menos de un centenar de afiliados y con unas actividades que pasan cada vez más desapercibidas, ha provocado la salida a escena de Santiago Fernández, presidente del CCU Quilómetro Cero, la más numerosa de las dos con 81 comerciantes integrados.

Fernández admitió el mal momento de los colectivos, pero no circunscribió esta situación a Lalín sino también al resto de Galicia y achacó esta circunstancia al formato de ayudas económicas concedidas por la Xunta. Así, explicó que cualquier colectivo puede contar con más representatividad y fuerza social cuantos más socios tenga, pero aclaró que los problemas que padecen estas asociaciones, y que se agravarán en el futuro, pasan por la solvencia derivada de la falta de financiación.

Fernández explicó que la asociación cuenta, a modo de ingresos, con las cuotas de 12 euros de sus afiliados y de las ayudas autonómicas, pero la consecución de las mismas se ha recrudecido por los requisitos que exige la administración autonómica y por las mayores dificultades que ponen los bancos para dar financiación a las asociaciones de comercio.

Por ello, reclama un cambio en la concesión de las ayudas y pone como ejemplo la situación que vivió el CCU durante el pasado año. El colectivo presentó un proyecto por importe de 60.000 euros y el mismo fue aprobado con una concesión del 50% por parte de la Xunta. No obstante, el problema surgió en la consecución de los 30.000 restantes, que incluso motivó que cuatro miembros de la directiva se llegaran a pensar en avalar esta cantidad ante una entidad bancaria. Aún así, surgieron dificultades, añadidas a la cerrazón de los bancos, que motivaron que el “Quilómetro Cero” renunciara a la subvención autonómica.

De hecho, Fernández reveló que el acceso a las ayudas se está endureciendo y que incluso se llegó a pensar en la desaparición del CCU, que desde hace tiempo apenas funciona con la voluntad de su directiva, un apartado de correos y un teléfono móvil. En todo caso, esta posibilidad parece desechada, según el propio presidente: “Non vou marchar deixando á xente colgada, porque me doería moito, sobre todo porque algúns levan pagando o recibo dende o ano 2000”. Eso sí, cree que hay que poner una solución porque, por los mismos motivos, no se han adherido a la orden de ayudas de este año, cuyo plazo de solicitud ya ha expirado.

Por todo ello, Fernández cree que la administración debe mudar su política de ayudas a las asociaciones de comercio y apostar por facilitarles cantidades más pequeñas pero que supongan un porcentaje mayor del total con el fin de que se les pueda hacer frente con los recursos modestos de las cuotas. “Con cantidades máis pequenas e cun 70% mudaría todo”, manifestó.

Fernández dejó claro que en todo caso el CCU ha recibido algunas aportaciones muy interesantes de la Xunta, pero con el formato de finalidad directa y para hacer campañas específicas, y agradeció especialmente la gestión realizada en esta materia por el portavoz municipal del BNG lalinense, Francisco Vilariño. En todo caso, y con el fin de garantizar la viabilidad de su colectivo y de muchos otros, reclamó un cambio en la normativa y adelantó que tiene la intención de reunirse con Román Rodríguez, ya que como diputado del PP tendrá un acceso fácil a la Xunta para intentar mediar en estas soluciones.

Reducción de servicios por falta de fondos

La situación de las asociaciones de comercio de Lalín está empeorando en términos de socios y de campañas de promoción desde que el sector se fracturara tras las elecciones del año 2005, pero los problemas más acuciantes pasan por la falta de liquidez para mostrar más actividad y volver a adentrarse en la sociedad lalinense, según cree Santiago Fernández, presidente del CCU Quilómetro Cero. “O número de socios non é tan importante para o funcionamento, aínda que si que está claro que amosan a forza social”, aclaró.

En la actualidad, el CCU registra muy poca actividad por la renuncia a las subvenciones de la Xunta y apenas funciona, como dijo su presidente, con la voluntad y el trabajo de la directiva, un apartado de correos y un móvil. Cabe señalar que este colectivo contó con una sede en Pintor Laxeiro y posteriormente otra, que estaba atendida por una gerente, en Principal, pero todos estos servicios tuvieron que dejar de prestarse por la falta de liquidez.

Por su parte, el Fórum Urbano, presidido por Jaime Alvarellos y con 65 socios según su página web, mantiene un local social, situado en la calle Calvo Garra, pero su actividad promocional languidece y se traduce en alguna que otra modesta campaña en fechas señaladas para el sector del comercio.

Antes de la fractura, derivada de la existencia de dos tendencias entre los socios sobre la humanización de espacios céntricos y la implantación de la ORA, el CCU era el único colectivo comercial de la capital dezana y aglutinaba a 161 socios. Además, sus campañas eran constantes a lo largo del año y contaban con importante premios y un gran calado social entre los clientes.