El narcotraficante arousano Laureano Oubiña Piñeiro afirmó ayer en un programa de televisión que si se ha pasado 22 años en prisión "fue por comprar el pazo de Baión". El cambadés concedió una entrevista en el programa que dirige Ana Rosa Quintana en Telecinco. Acompañado por su abogado, Enrique Trebolle, Oubiña se enfrentó a las preguntas de varios periodistas y colaboradores del espacio, entre los que se encuentra el magistrado José Antonio Vázquez Taín.

Laureano Oubiña intentó en todo momento dejar claras dos ideas: que él solo traficó con tabaco y hachís; y que se considera una víctima del sistema judicial. En su opinión, si cumplió "a pulso" tantos años en la cárcel fue por dos motivos: el hecho de haber adquirido la finca de Baión, y su "chulería" durante el juicio de la Operación Nécora, en la que se hizo famoso por sus contestaciones altaneras y en algunos momentos irrespetuosas a las preguntas del fiscal. "Esa chulería, de esas aguas vienen estos lodos", espetó.

Sobre ese comportamiento en la Audiencia Nacional, Oubiña se justificó recordando que "me pasé cuatro años y medio en prisión preventiva por algo de lo que era inocente, y el fiscal lo sabía. Cuando iba a cumplir los cuatro años de preventiva, 15 minutos antes de las 12 de la noche llegó la renovación por seis meses más. Así que cumplí en prisión preventiva lo máximo que se podía cumplir. ¿Cómo se lo tomaría usted?", espetó a quien le había inquirido sobre el asunto.

Laureano Oubiña, que ya ha cumplido 71 años, está actualmente en libertad condicional por una causa de blanqueo de dinero. Sigue trabajando en la asociación madrileña San Francisco de Asís, que da acogida a personas en riesgo de exclusión social, y se licenciará de esta en septiembre de 2018.

En su vida acumula seis condenas: dos de ellas por delitos fiscales (que se le impusieron en la Nécora), tres por tráfico de hachís, y una por blanqueo. Ha pasado unos 28 años en la cárcel, aunque como él dice 22 han sido "a pelo" o "a pulso". Este último cómputo, de todos modos, no es exacto, puesto que entre su primer ingreso en prisión por hachís, en 1997, y su encarcelamiento por la causa de blanqueo pasó varios meses en libertad en distintos momentos.

Él se considera una víctima del sistema judicial. Una opinión en la que ahonda su letrado. "A Oubiña se le discriminó con respecto a cualquier otro preso. No tuvo opción al tercer grado, e Instituciones Penitenciarias incluso desobedeció al juez de Vigilancia Penitenciaria", declaró Enrique Trebolle en una de sus intervenciones.

Arrepentimiento

Oubiña dijo en alguna ocasión que se arrepentía de haber traficado con hachís, pero no por los daños causados por la droga. "Que yo sepa el hachís no ha matado a nadie, como matan el alcohol o el tabaco". Eso sí, afirmó que "el hachís casi me cuesta la separación de mi segunda mujer". Al parecer, Esther Lago era quien llevaba las cuentas familiares, y llegó un momento en que no le cuadraban las ganancias. Según Oubiña, al principio la mujer se tomó mal el paso de su marido al tráfico de hachís.

El capo aseguró también que la compra del pazo de Baión fue idea de Esther Lago para tenerle controlado, "porque era muy celosa". "Yo estaba en una compraventa de terrenos, y tenía que estar con los paisanos hasta la una o las dos de la mañana, tomando ese vino tinto que a mí me revienta el estómago y diciéndoles que estaba bueno. Y como le llegaba tarde, y a veces no en buenas condiciones, mi mujer pensó en comprar el pazo porque sabía que a mí me gustaba lo del albariño y así me tenía controlado a golpe de walkie talkie".

En cuanto a las manifestaciones de las madres contra la droga delante de su pazo, Oubiña manifestó que "ellas fueron ahí porque el pazo de Baión era muy jugoso, pero ellas sabían perfectamente que no traficaba con drogas duras".

En cuanto a la organización de un alijo de contrabando de tabaco, declaró que "no hace falta mucha gente, si no que sea trabajadora, y los gallegos lo somos".