Sustituir los tradicionales pupitres por otros estructurados a modo de literas sería lo que haría falta para que los centros de secundaria de la comarca de O Salnés pudiesen asumir el aumento de alumnado del 20% propuesto por el Gobierno central. Lo aseguran profesores de distintos institutos arousanos, totalmente contrarios a un paquete de medidas que "reducirá la calidad de la enseñanza" y que, además, es "imposible de aplicar" en unas aulas que ya se encuentran "tremendamente masificadas".

En el instituto de A Illa de Arousa padres y profesores llevan varios cursos protestando por una situación que está a las puertas de desbordar la capacidad de ese centro. "En dos años este instituto revienta", asegura la jefa de estudios, Susana Sánchez.

Las dimensiones de las clases del IES de A Illa fueron concebidas para albergar a unos quince estudiantes en cada una de ellas. Sin embargo, en estos momentos la media roza los treinta. "Tenemos algunas aulas en las que a día de hoy no cabe una aguja", asegura Sánchez, convencida de que su centro será incapaz de asumir un aumento de las ratios de alumnos por clase. "Es algo inasumible, porque físicamente nos es imposible meter a 35 niños en estas clases", asegura la jefa de estudios.

Segundo de la ESO es el curso más problemático, pues debido a la gran cantidad de niños matriculados este curso en el instituto de A Illa ya intentaron crear tres grupos para ese nivel. "No nos lo permitieron, y nos obligaron a continuar con dos, con lo que ya tenemos unas aulas tremendamente masificadas", explica Susana Sánchez.

El de A Illa no es un caso aislado ni único, pues la falta de espacio físico afecta a la práctica totalidad de los institutos arousanos. "Aplicar esta medida va a ser muy complicado, pues el gobierno no está teniendo en cuenta que las aulas de la mayoría de los institutos no están preparadas para albergar a un número de alumnos tan alto", asevera Beatriz Alfonsín, jefa de estudios de Bachillerato del instituto vilagarciano Castro Alobre. Este centro comenzó el curso con tres profesores menos que el año anterior y con 70 alumnos más. Con una media de 30 jóvenes por clase, el instituto sale adelante. "Pero si nos obligan a aplicar el aumento del 20% el año que viene la masificación será tremenda", asevera Alfonsín.

Idéntica es la situación en la que se encuentran los institutos de Cambados. "Hasta ahora habíamos tenido un centro bien dimensionado, con una plantilla adecuada a la cantidad de alumnos matriculados. Pero pensar en asumir un aumento de las ratios de niños por clase es directamente imposible, porque lo que tendremos será un problema de infraestructuras", asegura la vicedirectora del IES Francisco Asorey, Belén Trobajo, que afirma que en el instituto Ramón Cabanillas sucede lo mismo.

Hace cuatro años que el Asorey espera a que la Xunta apruebe una ampliación de sus instalaciones. "Enviamos informes que demuestran que los niños están hacinados. En los últimos años hemos dejado alumnos nuevos fuera. Y si nos obligan a aceptarlos literalmente no van a poder entrar en las clases", asevera la vicedirectora.

La opinión de los docentes es unánime en lo que respecta a la reducción de la calidad de la enseñanza que vendrá de la mano de esta medida. "En un aula con 35 alumnos es imposible realizar una atención individualizada, y eso influye en el rendimiento académico de los estudiantes", indica el director del IES grovense Monte da Vila, Carlos Calviño, convencido de que "el único modo de salir de una crisis es fomentar la educación".

El argumento de que hace décadas en las escuelas unitarias convivían más de 40 estudiantes por clase no es aplicable en la actualidad, según explican los profesores. "La sociedad ha cambiado, y con la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, es necesaria una atención más individual", indica la vicedirectora del Francisco Asorey. De no poder ofrecerla, los docentes auguran un aumento del fracaso escolar y un descenso del nivel educativo medio.

Inquietud por los apoyos y los grupos especiales

¿Qué va a suceder con los niños con necesidades de aprendizaje específicas, como los que padecen autismo o necesitan adaptación curricular? ¿Y con los grupos PDC, el equivalente a 4º de la ESO para los jóvenes con mayores problemas de aprendizaje? ¿Y con las clases de refuerzo? Son preguntas que, un día después de que el gobierno anunciase un nuevo paquete de medidas de ahorro para la enseñanza, se hace la comunidad docente. "Estamos muy preocupados, porque no sabemos qué va a pasar con todo esto", indica la jefa de estudios del colegio de Vilaxoán, Alicia Porto. "No pueden decirnos que va a haber grupos de 30 niños que se van a quedar sin profesor si su maestro coge una baja de ocho días, y que eso no va a repercutir negativamente en la calidad de la enseñanza", asevera. "Los niños con más motivación y medios tirarán. El problema será los que tengan menos recursos y no puedan pagar una clase de refuerzo", indica. Opinión que comparte también la directora de A Escardia, María José Álvarez.

Cambios sociales que requieren más medios educativos

La sociedad ya no es como era, y tanto el sistema educativo como el alumnado son muy diferentes a los de hace cuarenta años. "Hoy en día en el sistema educativo están incluidos alumnos que años atrás quedaban fuera de él. En los colegios tenemos clases formadas por niños de distintos estratos sociales, con países de origen diferentes y necesidades y ritmos de aprendizaje igualmente dispares", explica Xermán Torres, orientador del colegio O Piñeiriño, de Vilagarcía.

Para Torres, en los primeros cursos de Primaria, en los que se realiza "un trabajo de lectoescritura muy específico", un único docente no puede garantizar el adecuado aprendizaje de 35 niños. "Con orígenes y niveles de motivación diferentes, en estas edades el trabajo del profesor es muy difícil y requiere una atención muy individualizada", explica el maestro.

"Antiguamente los que aprendían, aprendían, y los que no, eran dejados de lado. El sistema educativo antaño era tremendamente clasista. Hoy no es así. Y si optamos por aumentar las ratios de alumnos por clase los principales perjudicados van a ser los niños", asevera Xermán Torres, que recomienda al gobierno que opte por perseguir el fraude fiscal, suprimir administraciones como las Diputaciones o reducir el número de diputados en el Parlamento. "Así se conseguiría un ahorro enorme. Pero en lugar de optar por esa vía resulta más fácil tirar por donde no se debiera y perjudicar gravemente a la enseñanza", expone el docente, que entiende que el único modo de garantizar el desarrollo futuro y hacer frente a la crisis es optar por invertir en investigación y educación. "De otro modo estaremos destruyendo el estado de bienestar", apostilla.