El repunte de urgencias propio de la temporada invernal pone de nuevo sobre la mesa la prioridad de ampliar el servicio del Hospital Comarcal, un centro que absorbe un número de pacientes muy parecido a Montecelo, con 130 y 170 enfermos cada día, respectivamente.

Pero las condiciones en que son atendidos son muy diferentes en perjuicio de los enfermos arousanos, si se tiene en cuenta que las salas del centro pontevedrés ocupan una superficie de unos 2.000 metros cuadrados frente a los 400 del hospital de Ande–Rubiáns (Vilagarcía de Arousa).

Esta pasada semana, el colapso del servicio se convirtió en rutinario con picos de 120–130 pacientes cada día, en un centro preparado para acoger la mitad de este volumen.

Es decir todos los boxes, con un espacio de 12 metros cuadrados, estuvieron ocupados de forma simultánea por dos pacientes pero también hubo personas en los pasillos y otros sin cama que tuvieron que esperar un hueco para poder cambiarlos de la camilla de la ambulancia del 061 en que habían llegado.

La situación se ha convertirdo en ordinaria y ya a muy pocos les llama la atención, aunque el personal admite un tremendo hartazgo acerca de las promesas incumplidas, no ya año tras año, sino legislatura tras legislatura.

Ahora, a punto de concluir la primera "era Feijóo" se tiene todavía alguna esperanza respecto de la ampliación de Urgencias y área quirúrgica aunque es lógico que muchos no se crean nada hasta que se vea el primer movimiento de máquinas.

Entretanto, el personal hace lo indecible para llevar a cabo su trabajo en las mejores condiciones, aunque muchas veces hagan mella las dificultades que tienen para prestar la atención adecuada.

Varios médicos reconocen las incomodidades que padecen al atender a los enfermos debido a que tienen que sortear no solo obstáculos propios de su actividad sino incluso camillas con pacientes y a sus familiares.

Se han dado casos de que en este minúsculo recinto hospitalario han coincidido más de 150 personas a la vez "y eso que solo dejamos que entre un familiar por enfermo", dice el personal.

De ahí que en ocasiones se produzca una gran tensión, si bien los niveles de crispación se han rebajado porque "los ciudadanos se han dado cuenta de que el personal no tiene culpa de la falta de espacio". "Son mucho más comprensivos que hace años", explican.

Pese a todas estas insuficiencias, el servicio de Urgencias de O Salnés es uno de los más efectivos de Galicia, sobre todo por el hecho de que hace años se siguen los criterios del llamado "triaje" por el cual se da preferencia a los enfermos más graves sobre los leves.

Pese a ello, en esta semana se observó un aumento proporcional de patologías que precisaron ingreso hospitalario. Según el directivo de la Sociedad Galega de Urgencias, Manuel Vázquez Lima, en Medicina Interna ingresó un 10% de los enfermos que han entrado por la puerta de este servicio.

Ello es razonable si se tiene en consideración el hecho de que en esta época del año aumentan de forma considerable las enfermedades crónicas respiratorias así como las infecciones. Así, los datos oficiales ponen de manifiesto que en torno a 13 o 14 pacientes han tenido que quedar ingresados después de ser valorados en el servicio.

Pero a la vez es de subrayar que el sistema de triaje ha reducido considerablemente el número de "exitus" en el servicio de Urgencias.

Aunque los datos no son oficiales, se estima que el número de fallecimientos de personas que acuden al servicio no supera los dos al mes, una cifra muy por debajo de otros hospitales de referencia.

De ahí que sea fácilmente deducible que la asistencia sanitaria es similar o mejor a la que se presta en otros hospitales gallegos, lo que no es óbice para que el personal se sienta en cierto modo desprotegido por el sistema, lo que redunda en un mayor malestar laboral.

La otra cara de la moneda se observa en los propios enfermos, en particular los crónicos que tienen mayor paciencia porque se han dado cuenta de las limitaciones con las que cuenta el personal sanitario adscrito al hospital de O Salnés. "Suelen comprender la situación aunque a veces se notan los efectos de las incomodidades a las que han de someterse cuando acuden a este servicio sanitario", lamenta el vicepresidente de la Sociedade Galega de Medicina de Urgencias.