Cuatro años después de la aprobación del convenio laboral de las Galescolas, conocidas ahora como "Galiña Azul", la Xunta sigue sin aplicarlo. Por este motivo, los trabajadores los 150 centros adscritos al Consorcio do Benestar se concentraron ayer reclamando su entrada en vigor. Un ejemplo fue la de A Illa de Arousa, donde los servicios mínimos impuestos por el Consorcio obligaron a los trabajadores a celebrar esta concentración ante las dependencias en dos turnos diferentes.

La principal reivindicación es clara: que se aplique el convenio que tienen aprobado desde hace cuatro años pero que el Consorcio "ignora", un documento que equipara al personal de estos centros al de las guarderías publicas. En vez de poner en marcha este convenio, los trabajadores de las antiguas Galescolas se están encontrando con que se les aplican siempre otro tipo de medidas, y siempre la peor. Por ejemplo, no tienen derecho a solicitar traslados, carecen de trienios, cobran mucho menos que sus homólogos de otros centros públicos por hacer la misma labor y disponen de menos días para asuntos propios. Eso si, el Consorcio no se olvidó de reducirles el 5% de su salario como el resto de funcionarios cuando se adoptó esa medida, y eso que son personal laboral.

Los sindicatos y el comité de empresa llevan desde junio de 2010 tratando de reunirse con el gerente del Consorcio do Benestar sin éxito, recibiendo tan solo largas que no ayudan en absoluto a solucionar la situación en la que se encuentran los trabajadores.

A mayores, los centros de educación infantil Galiña Azul se han encontrado este curso con una serie de medidas, adoptadas de forma unilateral por el Consorcio sin negociar con los sindicatos, que no solo perjudican a los trabajadores, sino también a los padres.

Ahora, la Xunta obliga al centro a cerrar en el mes de agosto, lo que va a suponer un serio trastorno para los trabajadores, que hasta ahora tenían la opción de escoger el momento de sus vacaciones, y para los padres, que no van a disponer de este servicio durante el período estival.

Todos estos movimientos hacen temer a los trabajadores que la intención que se persigue desde el Consorcio do Benestar sea la privatización de los centros, que nacieron con la filosofía de servir a la conciliación de la vida laboral con la familiar, obteniendo un más que notable éxito entre sus usuarios.