El puente de la AP-9 sobre la ría entró en servicio en marzo de 1992, hace poco más de 25 años, pero en todo ese tiempo Audasa no ha adoptado medida alguna para mitigar el ruido del tráfico ante las ventanas de los edificios más próximos. Los afectados admiten que "ya están acostumbrados", pero reconocen que el ruido es muy molesto en especial cuando los coches pasan por encima de las juntas de dilatación.

El diputado socialista pontevedrés en el Congreso, Guillermo Meijón, ha preguntado al Gobierno si está previsto aplicar "soluciones técnicas (disminución de velocidad, pantallas acústicas, nuevas juntas de dilatación) que permitan reducir esa contaminación. Fomento indicó a principios de año que estaban estudiando posibles soluciones pero desde entonces no hay novedades.

Un estudio de 2008 de Audasa señalaba que 13.400 habitantes del municipio sufrían ruidos de más de 55 decibelios, por culpa de la AP-9, otros 2.900 por encima de los 65 decibelios y con más de 75 decibelios había entonces 100 personas, cifra que ya aumentó desde entonces.

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