Vieiras, nécoras, almejas, ostras, percebes y navajas dejan cualquier estómago satisfecho por lo que no es extraño que sean miles de personas las que se desplacen estos días O Grove para disfrutar de las mejores viandas del mundo. La Festa do Marisco se ha ganado a pulso el marchamo del mejor certamen gastronómico de Galicia, tanto por la calidad de los productos, como por la organización y experiencia, la limpieza e incluso por los precios.
Pero también lidera el prestigio de las citas que contribuyen a la desestacionalización turística, un sector que genera un número importante de puestos de trabajo en una época tan compleja para conseguir un medio de vida digno, aunque solo sea en períodos alternos: Semana Santa, Verano y Semana del Pilar.
Cuidar el recurso es por tanto una obligación de todos los gobernantes, de una y otra administración y de cualquier color político, incluso de nuevos tonos naranja o morado.
Pero ello precisa innovación, en suma mejorar la oferta en todos los ámbitos pues no son pocos los que se quejan de que en la principal fiesta de exaltación de los productos del mar no se pueda degustar el rey de los mariscos, a saber, el centollo. Difícil resulta entender que Mar mantenga la veda de este exquisito crustáceo en aguas de O Grove después de 54 ediciones de la fiesta gastronómica más importante del año en Galicia. ¿De verdad es difícil conceder licencias excepcionales a la flota de O Grove con la idea de abastecer las carpas o los restaurantes de la localidad durante esta quincena? Y salvado eso también falta un mayor interés porque la fiesta sea declarada de Interés Turístico Internacional pues tal mención la han conseguido otras con igual o menos años de tradición como el Albariño de Cambados o la Vikinga de Catoira, por poner algunos ejemplos.
O Grove no puede perder este filón y apoyar las buenas ideas que han puesto a la Festa do Marisco en lo más alto, caso del Simposio de Esculturas al Aire Libre que desde hace quince días se celebra en O Corgo, demostrando su enorme sensibilidad con el mundo que abraza Neptuno. No estaría mal que las administraciones se fijen un poco más en esos escultores que están ofreciendo una masterclass a miles de visitantes. Todo un espectáculo y, además, casi gratuito.
