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Vigo, el futuro ya está aquí

Enero del año 1822. La cuestión de las capitalidades en la nueva división territorial española genera ásperas controversias entre Vigo y Pontevedra, pues una de las dos ciudades será, por primera vez, la elegida para adquirir el rango de capital de provincia. Galicia pasaba este año de las históricas siete provincias del Reino (La Coruña, Betanzos, Santiago, Lugo, Mondoñedo, Ourense y Tui) a sólo cuatro: La Coruña, Lugo, Ourense y Vigo. Es decir, Vigo fue provincia y capital -aunque de forma provisional- antes que Pontevedra.

Julio del año 2016. Se aprueba la Ley de la primera Área Metropolitana gallega. Se recupera para Vigo su estatus de capital de provincia saldándose, con ello, una deuda histórica cuyo degradante punto de inflexión ocurrió cuando el Gobierno Gallego dilapidó el sistema financiero vigués -engranaje de la economía del sur de Galicia- al imponer la fusión de las cajas de ahorros gallegas en diciembre del año 2010.

Nace, el presente año, un nuevo modelo territorial para Galicia que, aunque menor en extensión que el que había delimitado la provincia de Vigo, es mucho más grande en población (478.427 habitantes) y, sobre todo, en perspectivas de futuro. Un ente que como nueva ordenación territorial genera ilusión en la ciudadanía con la esperanza de que en un futuro próximo se valore más esta Área al tener la fuerza de 14 concellos unidos. Situada en un enclave geográfico inmejorable debe ser enfocada adecuadamente para atraer a nuevos inversores, facilitar su implantación y simplificar los trámites y costes para su establecimiento, empezando por Porto Cabral, con el marchamo, sobre el papel, de construir el mayor centro de ocio de todo el noroeste peninsular. Una jurisdicción, que si se apoya y dota de servicios por parte de las administraciones, está llamada a ser, no sólo el motor de Galicia sino también uno de los que necesita España.

Nace además con grandes infraestructuras que debemos potenciar, como un portentoso puerto que bien gestionado debe ser referente no solo nacional, sino sobre todo europeo; un renacido aeropuerto de Peinador pensado para gentes de negocios, así como para migraciones turísticas y culturales; un AVE directo con Santiago pero también con Oporto y, por supuesto y de vital importancia para proyectarnos hacia la Meseta, conectado con Madrid a través de la anhelada variante directa de Cerdedo.

Pero sobre todo nace un Área creada para lograr la eficiencia de recursos, donde debemos poner en práctica la demandada reforma de la Administración Pública. Sin Subdelegación del Gobierno central (como hay en todas las capitales de provincia), sin Subdelegación del Gobierno autonómico y, por supuesto, sin Diputación Provincial. Acercando los despachos administrativos a la ciudadanía, pero de otra forma, no con réplicas de administraciones de mayor calado. Una auténtica reforma de la Administración que alcanzaría su culmen cuando todos los concellos anexionados (en la actualidad 14 pero en poco tiempo 23), decidan, en asamblea, suprimir muchas de sus competencias -repetidas en todas y cada una de las casas consistoriales-, eliminando de esta forma duplicidades y agrupándolas junto con los órganos de gobierno en un único edificio que, sin duda alguna, está llamado a ser el actual edificio de la Xunta de Galicia en la rúa Concepción Arenal. Un territorio con capital en su gran ciudad pero a la vez descentralizado, en el que todos y cada uno de sus miembros se sientan importantes, pudiendo desempeñar atribuciones que por sus características y empuje desarrolle mejor que ninguno.

Un modelo territorial que le sirva a España para ver cómo se puede hacer un país más eficiente sin recurrir al procedimiento fácil de, cada dos por tres, estar abaratando el despido, quedando bien de cara a la galería, pero con el negativo efecto de estar generando trabajos de marcada precariedad económica. Un modelo territorial eficiente en el que los jóvenes tengan oportunidades laborales de verdad, acordes con su cualificada condición y formación. Y todo esto lo estamos consiguiendo hoy, ahora, con políticos que por primera vez en la historia han sabido priorizar el interés general de este territorio en lugar del partidista, asentando los cimientos de nuestro futuro que ya está aquí.

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