El gabinete de consultoría Mercer, norteamericano, publicó recientemente la lista ordenada de ciudades importantes que ofrecen la mejor calidad de vida, y la peor, en todo el mundo. El ranking lo establece a partir de criterios -39 en total- sin duda discutibles (espacios verdes, dinamismo económico, oferta cultural, seguridad ciudadana, transportes y comunicaciones, etc.) pero en absoluto arbitrarios. La arbitrariedad hubiera consistido en establecer primero la lista y después escoger los criterios que la justificaran. La clasificación de la consultora norteamericana suministra, a gobiernos y empresas multinacionales, informaciones útiles en aras de remuneraciones y compensaciones adecuadas al expatriar a funcionarios y empleados. Mercer, complementariamente publica también la lista de ciudades más caras (para los expatriados, Luanda) y las mejor clasificadas bajo criterios ecológicos.

El estudio de este año analiza la calidad de vida en 221 ciudades. La ciudad de referencia es Nueva York, índice 100, que se clasifica en 45ª posición. En lo más alto de la jerarquía se encuentra Viena y en el último lugar Bagdad precedida de cerca por Kinshasa, Brazzaville, etc. No figura Negreira. La capital de Austria ocupa el primer lugar del informe Mercer desde el año 2009, cuando desbancó a Zúrich que a partir de entonces sigue siendo la segunda ciudad del mundo con mayor calidad de vida. Como referencia, en la zona comercial más cara de Zúrich, el alquiler anual del metro cuadrado cuesta 7.200 euros; en Viena, 4.400, muy por debajo de Hong Kong, 25.000 euros, o Nueva York, 20.700.

Viena se beneficia sin duda de la gran estabilidad política y social de Austria y de su capitalidad. A ello hay que añadir un ecosistema cultural, educativo y sanitario excepcional, constante rehabilitación y cuidado de inmuebles y viviendas, excelentes oportunidades de trabajo, un centro urbano clasificado como patrimonio mundial por la UNESCO, un entorno geográfico, medioambiental, paisajístico y climático agradable y numerosos espacios verdes a cargo del ayuntamiento. Anecdóticamente, ahora que están tan crecidos los austracistas catalanes rememorando sin ton ni son 1714, interesa consignar que Viena es sede de la Escuela Española de Equitación (Spanische Hofreitschule). Aunque fundada en 1571, el edificio que la alberga, considerado por algunos el mejor picadero del mundo, fue mandado construir por el emperador del Sacro Imperio, Carlos VI, rey titular de España entre 1703 y 1714, sin llegar a reinar, y archiduque, por título, de los catalanes. El reinado de Carlos VI estuvo marcado por las querellas sucesorias de las dinastías europeas abriendo la suya un conflicto generalizado. Tomen nota los independentistas: Carlos VI renunció al trono de España en 1714 en el tratado de Rastatt. En fin, pelillos a la mar.

Zúrich, pulmón económico de Suiza por ser polo internacional de negocios, es especialmente atractiva por su seguridad al no tener ninguna zona conflictiva ni peligrosa, la tasa de criminalidad es muy baja si se excluye, digo yo, la de guante blanco que, una de cal y otra de arena, genera bastante empleo y hace poco ruido. Pero sería muy prejuiciada visión atribuir la delincuencia de otras ciudades a los extranjeros; en Berna, que es también una de las ciudades más seguras del mundo, el 22% de sus habitantes no tienen la nacionalidad suiza. Todos andan, empero, con el permiso de residencia entre los dientes. Zúrich es asimismo una de las ciudades más limpias del mundo (no se ve ni un tag, ni grafiti, ni suciedad y ni siquiera papeles por las calles). Puede que sea una cuestión de civismo y de conciencia de vivir en sociedad o, quizás, que las leyes se aplican con contundente y eficaz rigor.

Hasta llegar a la 20ª posición en la lista de Mercer, encontramos de por medio Auckland -la ciudad del mundo que tiene más barcos en relación al número de habitantes- Múnich, Vancouver, Dusseldorf, Fráncfort -sede del BCE con las torres gemelas poligonales, Crédito y Débito, como las famosas hermanas, Construcciones, una, y Contratas, la otra- Ginebra, Copenhague, Berna, Sídney, Ámsterdam, Wellington, la más austral, Ottawa, Toronto, Berlín, Hamburgo, Melbourne, Luxemburgo y Estocolmo.

Se observa que de las diez ciudades con mayor calidad de vida en el mundo, siete están en Europa (tres en Alemania y tres en Suiza). Las veinte primeras se reparten entre Europa, Canadá, Nueva Zelandia, Australia. Y se acabó. También se constata que entre las veinte primeras no hay ninguna francesa, inglesa, norteamericana, italiana o española a pesar del tirón turístico de Pars (29ª en la clasificación por calidad de vida) Londres, Nueva York, Roma y Madrid.

El entorno económico es importante pero no quintaesencia la totalidad de la calidad de vida. Mercer establece también una clasificación específica de las ciudades más ecológicas del mundo habida cuenta que para muchas personas hoy día es este un criterio dominante, a condición de tener un trabajo, claro está. Los criterios son, entre otros, disponibilidad y calidad del agua del grifo, calidad de los sistemas de depuración, vertidos y reciclaje de basura, salubridad del aire, fluidez de la circulación rodada, polución auditiva, etc. La palma se la otorga Mercer a Calgary seguida por Honolulu (que es globalmente la primera ciudad norteamericana en calidad de vida). Siguen Ottawa, Helsinki, Wellington, Minneapolis, Adelaida, Copenhague, Kobe, Oslo y Estocolmo. Puerto Príncipe, en Haití, ocupa el último lugar. Algunas de las ciudades más vivibles y ecológicas son también las de mayor calidad de vida.

¿Qué enseñanza extraer para una ciudad como Vigo? Ese es trabajo de sociólogos pero voy a aventurar alguna opinión, extensible a Galicia. Temo que nos sucede como al regente d'Orleans, Philippe, de quien se dijo que tenía todas las virtudes menos la virtud de saber servirse de ellas.