Días de sol abrasador, pero sin grandes zambullidas. Bañarse estos días es una cuestión de voluntad. Las playas de Vigo están repletas de gente sobre la arena, pero en el mar son contados los bañistas, que pasean por la orilla sin que las olas rebasen la altura de la rodilla. En boca de todos, lo fría que está el agua. La culpa es de una corriente submarina que ha llegado a las rías. Un fenómeno que los biólogos conocen como "afloramiento", porque el agua fría, que es más densa, se mantiene en la superficie y que ha dejado la ría a una temperatura que "corta" la respiración: 15 grados.

Mientras el termómetro sube sobre la arena, la temperatura desciende bajo el agua. Con sólo dar un paso en la playa, la temperatura se reduce a la mitad: De los treinta grados (29,4) que se registraron en los arenales de Vigo ayer, a unos 15 a los que se encontraba el agua del mar, cuando lo normal en esta época es que registre tres más, según la medición de Meteogalicia. El agua se encuentra por debajo del "límite" normal de frío que se sitúa en los 18 grados, según los meteorólogos, porque ha descendido tres grados "muy rápidamente" durante los últimos días a causa de esa corriente. Este descenso, anormal en meses de verano, contrasta con las temperaturas de julio, cuando el agua se calentó hasta los 19 grados, según los meteorólogos: "Tres o cuatro grados en el agua se notan mucho", explican.

"Es imposible. Está tan fría que es como si cortase las piernas". Tania de la Fuente es una de las jóvenes que se acerca al mar con la intención de bañarse, pero se retira a la arena. Dos pasos y los cuerpos y los gestos se comprimen. Es una imagen que se repite a lo largo del litoral de la ciudad. Las personas mayores se aquejan de las articulaciones; las jóvenes se lamentan "¡ahora que llega el buen tiempo... y no podemos bañarnos!". "No recuerdo un verano con el agua tan fría", explica un vecino entrado en edad. Los más optimistas se quedan el tiempo justo para refrescarse y luego salen.

La temperatura que representa un frío óptimo en el vino, para los bañistas supone un choque térmico. Son las dos caras de la moneda, dicen en Meteogalicia: "Decimos que el agua está muy fría, pero gracias a eso, el marisco está muy rico".