Los padres, abuelos, bisabuelos... desde tiempo inmemorial, al calor de la fiesta de San Ciprián y San Cornelio, las gentes de Bembrive se reunían en la carballeira de Os Ramallos para brindar con el jugo de las manzanas de sus fértiles tierras. Igual que ayer, aunque no en tal carballeira.

Centenares de personas honraron este fin de semana tal tradición en esta parroquia tan cargada de memoria, celebrando ese ritual que une naturaleza y sociedad a través de la sidra. Y, aunque tal cosa no formara parte de las costumbres de sus antepasados, premiando a los ganadores del concurso de sidra y de repostería que allí se dirime hace años.

Tres ganadores en esta Festa da Sidra: Matías Barreiro, Enrique Comesaña y Ramón Rodríguez. Otros tres, aunque mujeres, para la mejor respostería: Sara Comesaña, Carmen Figueroa y Mercedes Barreiro. Para eso estaba allí un jurado que paladeó todas las propuestas poco después del mediodía, cuando ya se habían agotado todas las existencias de sidra embotellada en menos de cuatro horas: 4.000 litros, que en parte adquirió mucha gente que ya esperaba llenar sus bodegas con este sabroso zumo. Menos mal que otros mil litros de sidra artesanal hacían frente a quien la demandaba para tomar allí mismo, entre pulpo o chorizos (a la sidra, claro).

Cambios necesarios

Benito Pérez, alcalde de la Entidad Local Menor de Bembrive que se extiende a través de 907 hectáreas con 4.316 habitantes empadronados, recordaba ayer entre aromas de manzana cómo hace 8 años la entidad retomó tal tradición junto a los restantes colectivos de la zona. "Hemos trasladado la celebración al centro de la parroquia -nos decía- para conseguir más público; se ha institucionalizado un concurso de sidra y otro de repostería y hemos iniciado los actos el día anterior con el humor de Fulano, Mengano y Zitano".

Si estuviera ayer presente José Estévez Pinal, aquel alcalde pedáneo de 1955 que destacó por su activismo parroquial, sentiría que el suyo no fue un tiempo perdido. Pero también lo podrían haber sentido Luis Alonso Abalde, Antonio Alonso, Amador Porto... y así hasta los 11 habidos con el actual, Benito Pérez, que sustituyó hace tres años al ahora concejal de Vigo Carlos Comesaña. Pero no simplemente por esta Festa da Sidra sino por todo ese rico programa de actividades culturales que surgen de esta parroquia, cuya parte más visible se derrama y evidencia cada poco en el escenario de su bien dotado auditorio.

Se oía al fondo, entre el general bullicio de esa mañana dominical y festiva, la música de la numerosa Banda de Gaitas Charamuscas, de Bembrive. Se oyó por la tarde la del Grupo de Acordeones Algareiro. Se oía también el martilleo pausado de los artesanos zoqueiros y ferreiros, junto a los silenciosos cesteiros, que dieron al encuentro un contenido cultural y antropológico.

Ahí estaba sólo la parte festiva, lúdica, social del trabajo de la Entidad Local Menor de Bembrive, una de las nueve existentes en Galicia, constituída en 1945 para la gestión y cuidado de los montes vecinales como ógano administrativo de rango inferior al municipal. Ahí una parroquia que, si en la Edad Media perteneció a la jurisdicción de Bouzas, en el siglo XIX pasó a al antiguo Concello de Lavadores y desde 1941 enriquece con su historia al de Vigo, absorbidos los dos anteriores por éste.

Ahí la parroquia de la Sociedad Cultural "Helios", la de la banda escola Ateneo Musical de Bembrive, la de la sociedad cultural "Xestas", la de las asociaciones de mujers Lúa y Eira... Una parroquia con memoria arqueológica, medieval, xacobea, etnográfica... memoria de campesinos y trabajadores surcada por nobles linajes.