El proyecto para rastrear el riesgo de suicidio en adolescentes recluta a 50 alumnos de instituto

Colaboran el de Valadares, el Santo Tomé y el Santa Irene | Los chicos pasarán por varios test y grabarán sus gestos y voces

Alumnos de instituto, haciéndose un selfie.

Alumnos de instituto, haciéndose un selfie. / // José Lores

Buscar en las voces de los adolescentes o en sus microexpresiones faciales patrones que ayuden a crear una herramienta, una aplicación, para detectar de forma precoz posibles casos de ideación suicida o distrés –aspecto negativo del estrés– emocional es el objetivo del proyecto Visia, del Centro de Investigación en Tecnologías de Telecomunicación de la Universidad de Vigo (atlanTTic) y el Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (IISGS). Para desarrollarlo, buscan la participación de un centenar de jóvenes de entre 11 y 16 años –de primero a cuarto de la ESO–. La mitad de ellos, en Vigo. Los Institutos de Educación Secundaria (IES) de Valadares, Santo Tomé y Santa Irene se han prestado a colaborar.

Esta iniciativa, que cuenta con el respaldo económico del Ministerio de Ciencia e Innovación para Proyectos Estratégicos Orientados a la Transición Ecológica y a la Transición Digital, comenzó a dar sus primeros pasos hace un año y lleva cierto retraso por el análisis exhaustivo que conllevó su aprobación por parte del Comité de ética de Galicia. Los investigadores, que están liderados por el catedrático Manuel Fernández Iglesias, solicitarán una ampliación de un año.

En una primera fase deben identificar cuáles son esos signos de alarma que deberá luego buscar la app. Clínicos del Servizo Galego de Saúde (Sergas) se encargan de la recogida de información. La mitad de los adolescentes estudiados serán pacientes de Salud Mental y la otra mitad, chicos sanos –muestra de control–. Son estos últimos los que buscan en los institutos. En Ourense ya empezaron a captarlos y en Vigo esperan comenzar cuanto antes.

Los orientadores de los institutos de Santo Tomé, Santa Irene y Valadares explicarán a los alumnos el contenido de la investigación y cómo participar. Es necesaria la aprobación también de sus padres o tutores legales. Llevarán a cabo las evaluaciones en los propios centros, en horario de tarde, buscando la fórmula que sea más cómoda para los alumnos y sus familias.

El neurocientífico Carlos Spuch, investigador del IIS Galicia Sur, cuenta que serán evaluaciones individuales y que tendrán, aproximadamente, una hora de duración. Trasladarán el ordenador con las cámaras y todo el equipamiento necesario a una “sala blanca” de cada centro eductivo. Una psicóloga clínica, María Sánchez Luaces, estará con el alumno en la sala para ayudarle en las diferentes fases de todo el proceso.

Test de personalidad y psiquiátricos

Comenzarán por un test de personalidad y seguirán con varios psiquiátricos ya validados que están relacionados con temas de ideación suicida. Se les pedirá que cuenten una historia breve y les grabarán para registrar los gestos de la cara y el sonido de sus voces.

¿Podrían falsearlos para variar el resultado? “Es difícil”, sostiene el doctor Spuch. “Las microexpresiones faciales no las controlamos. Se pueden llegar a entrenar, pero es difícil porque son automáticas”, explica. Tampoco es fácil manipular la forma en la que se emite el sonido al hablar.

En atlanTTic llevan tiempo trabajando en el desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías para detectar estados de ánimo, enfermedades neurológicas o deterioro cognitivo con herramientas que evalúan a las personas sin que estas sientan que están siendo sometidas a examen, analizando su voz, sus expresiones o su forma de comunicarse.

Además, en esta evaluación se les tomará una muestra de saliva, para analizar a nivel molecular si hay marcadores también en las proteínas –proteómica–. A toda esta información recabada en los institutos se aplicará inteligencia artificial (IA) para hallar los signos que se repiten en los jóvenes con ideación suicida.

Los investigadores animan a todas las familias con chicos de entre 11 y 16 años interesadas en participar, aunque no sean de estos centros, a ponerse en contacto con los institutos y dejar sus datos de contacto para que los puedan incluir en el estudio. Una vez concluido el estudio, podrán tener acceso a la información general del estudio y cada alumno a la suya particular, si así lo quieren, en una entrevista con un psiquiatra.

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