La grave sequía de los últimos meses agudizó la problemática en el abastecimiento de agua embalsada llegando al punto de tener que activar por parte del Concello un plan de emergencia y control en el uso de este bien. Sin embargo los embalses no son el único medio de acceder a agua apta para el consumo humano. Las fuentes y manantiales son otro recurso natural para poder abastecerse, pero al ser una gran parte de ellas de origen manantial resulta complicado garantizar su potabilidad. Desde el laboratorio municipal se realizan tres o cuatro controles analíticos anuales a las cerca de 350 fuentes públicas catalogadas en la ciudad.

En el último muestreo llevado a cabo en 266 de estas fuentes distribuidas en 20 parroquias, más de la mitad, un total de 136, manan agua potable, mientras que nueve de ellas no se han podido calificar, según los datos publicados en la página web del Concello de Vigo.

A pesar de esta realidad, fuentes municipales señalan la complejidad de garantizar la salubridad de estas aguas. "Los manantiales son ríos subterráneos, no siempre se conoce su nacimiento y tampoco el camino que siguen bajo tierra. La ley obliga a la potabilidad en la red de consumo (la que sale por el grifo de casa, por ejemplo), las tratadas con cloro. El resto de las aguas, al no estar cloradas, es imposible asegurar su potabilidad", explican. De ahí que cada poco tiempo se realicen estos controles graduales para garantizar su potabilidad o alertar de su no salubridad. "Se muestrean para hacer un seguimiento. Si se detecta alguna anomalía grave se procede al cierre. Y se investiga, si es posible, la causa. Pero sin cloro no hay posibilidad de asegurar totalmente la potabilidad de un río ya que además no discurre por una tubería sino por debajo de la tierra", esgrimen estas mismas fuentes.

Del mapa del último análisis de fuentes se descubre que muchas de las aguas que en controles anteriores eran potables, como Castañal (en Cabral) o Coutadas (en Freixeiro) a raíz de los últimos exámenes resultaron ser no ser aptas para el consumo humano. De igual modo otras catalogadas como no potables como Chouzo (Cabral) o Estrada Vella (Lavadores) son ahora potables.

Ceniza y hollín

Los últimos análisis realizados datan del mes de mayo y agosto en algunos casos, por lo que son relativamente recientes. Sin embargo, a raíz de la reciente oleada incendios se especuló con la posibilidad de que el arrastre de ceniza y el hollín pudiese contaminar o afectar a los embalses de Eiras y Zamáns (seriamente lastrados por la sequía) o incluso a estas fuentes, ya que sumas de ellas tiene su origen en manantiales o ríos subterráneos. Por ello y para garantizar su salubridad, desde el Concello se "rastreará" y tomará nuevas muestras de las aguas de fuentes y charcas en los montes afectados por los incendios. Además se realizará un seguimiento a los anfibios, "principales afectados en este caso", avanzan fuentes municipales.

Limpieza en Freixo

Esta tarea de reconstrucción y seguimiento de la flora y fauna de los montes vigueses ya comenzó con la limpieza de algunos estanques donde habitaban aves como fue el caso el Monte dos Pozos, en Freixo, donde las cenizas se camuflaban entre el agua del estanque que lo caracterizaba. Los controles del agua parten del laboratorio municipal, uno de los únicos en España que analiza un número tan elevado de fuentes. El control de alguna de ellas empezó a datarse en el 1969, como es el caso de Capela (Bembrive), Carneiras (Matamá), Caramancho (Valladares) o Luns 1 (Matamá).