El Puerto de Vigo ni se plantea una retirada completa de Maersk de Guixar pero no baja la guardia. Su presidente ha estado muy pendiente de la negociación -revelada ayer por FARO- que arrrancó hace meses entre la concesionaria de la terminal de contenedores (Termavi) y la armadora danesa una vez que esta descartó la celebración de una subasta de tráficos como la que ganó hace un año Marín. Y aunque desconoce los detalles de las discusiones entre ambas empresas, Enrique López Veiga señala convencido qué haría más atractiva la oferta de Termavi para "convencer" a la naviera del regreso de las escalas desviadas al puerto vecino o la apertura de más en Guixar, los dos únicos escenarios que contempla. "Un cambio de actitud de los estibadores", apunta instándoles así a trabajar con las mejoras de funcionamiento pactadas en enero. Este nuevo modelo de gestión de la actividad en los muelles, diseñado para rebajar costes y ganar flexibilidad operativa, lleva desde entonces pendiente de firmar al coincidir con los prolegómenos de la controvertida reconversión del sector promovida por el Gobierno. Para Veiga, "mezclando el problema local con la reforma nacional provocarán un daño mayor a Vigo", avisa.

El dirigente portuario cree que "lo mínimo" que se puede hacer para que Vigo "aumente las posibilidades" de captar tráficos, y no solo los de Maersk, es que los estibadores rubriquen dicho acuerdo. Niega que la aplicación de esas mejoras pueda condicionarse a la reforma de la estiba que obligado por sentencia del Tribunal Europeo, Fomento trata de aprobar mediante un real decreto ley. "El acuerdo local nada tiene que ver con la liberalización del sector a nivel nacional. La legislación actual seguirá vigente cuatro años, uno más tres del periodo transitorio fijado en el decreto", precisa. Por eso interpreta la "mezcla" de ambas cuestiones por parte de la Colla viguesa como un "pretexto para que sigan manteniendo privilegios que tarde o temprano acabarán perdiendo". "La liberalización de la estiba es imparable. A sus actuales condiciones les quedan cuatro años de vida", agrega.

Veiga recuerda que Maersk decidió trasladar tráficos a Marín por los costes y la rigidez de la estiba. En consecuencia, ante la actual negociación de la terminalista viguesa, y cuando el contrato de la compañía nórdica con Termarín -la concesionaria del recinto de Marín, tutelada por Pérez Torres- expira el próximo mes, "una mejora urgente en los costes y eficiencia de la plantilla reforzaría las opciones de Termavi", argumenta. De lo contrario, alerta del riesgo a que la situación "quede como está", con Maersk escalando en ambos puertos, o bien "vaya a peor para Vigo" ante las tarifas bastantes más económicas que puede ofrecer Marín por carecer de estiba.

Regreso, y a lo grande

Con toda la preocupación que infunde este escenario, Veiga minimiza la repercusión por el recorte de escalas de Maersk."Preveíamos una bajada de contenedores del 40% y la realidad estadística, un año después, es que bajó un 5%. El resto es atribuible a otras causas, como los desvíos a Leixões por las trabas del PIF", afirma. Pero sobre todo el presidente confía en que las "ventajas" de la terminal viguesa acaben provocando "una apuesta a lo grande" de la naviera. "Tenemos más medios, más calado, y como los tráficos se van a buques de más 10.000 Teus, Marín no podrá recibirlos por sus limitaciones de profundidad. Así que al final Maersk tendrá que adaptar sus rutas a aquellas terminales donde pueda operarlas. Y Vigo estará en la primera posición en Galicia", vaticina.