El colombiano de 58 años acusado de abusar sexualmente durante al menos tres años de su hija menor admitió la autoría de los hechos en la vista oral celebrado ayer en Vigo y pidió perdón. La confesión de Henry C. llevó al fiscal a rebajar su petición de cárcel: inicialmente interesaba una pena de 10 años y la redujo a 8 años, seis meses y tres días de prisión. Tanto la acusación particular como la defensa se adhirieron a lo solicitado por el Ministerio Público tras un juicio que apenas duró media hora y en el cual la víctima, que declaró desde otra sala por videoconferencia, se ratificó en la denuncia y las psicólogas forenses calificaron su testimonio con el grado máximo de credibilidad: de "altamente verosímil". El que llegó ayer a juicio no es el único proceso contra el hombre: tiene pendiente otro caso que ocurrió con posterioridad a estos abusos, ya que en enero de 2015 supuestamente violó a su esposa y a esta misma menor en un piso de la urbe olívica donde las tuvo retenidas durante horas. Esta causa, por la que el imputado está en prisión provisional, está en fase de instrucción en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer.

La vista tuvo lugar en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo. Previa petición de la Fiscalía, secundada por las demás partes, el tribunal acordó celebrarla a puerta cerrada en interés de la menor y dada la naturaleza de los hechos. Según las fuentes consultadas, Henry C. se declaró culpable de los abusos, se mostró arrepentido y pidió perdón. En virtud de ello, la Fiscalía redujo su petición de cárcel a 8 años y medio, pero mantuvo el resto de solicitudes que planteó en su escrito de acusación: 8 años de libertad vigilada una vez cumpla la pena privativa de libertad con la obligación de participar en programas formativos de educación sexual, privación de la patria potestad y la prohibición de acercarse o comunicarse con su hija durante 15 años. En concepto de responsabilidad civil, demanda que indemnice a la menor con 10.000 euros.

Medidas de protección

Dada la confesión, el juicio, en el que el Ministerio Público había solicitado extremar las medidas de protección a la víctima y a su madre, fue rápido. La joven, en la actualidad de unos 16 años, declaró por videoconferencia para evitar el contacto visual y físico con su padre. En su comparecencia se ratificó en las declaraciones ya prestadas anteriormente sobre los abusos. El fiscal renunció a la testifical de la madre y de otra mujer citadas como testigos. En relación con la prueba pericial, las psicólogas del Imelga de Vigo calificaron el testimonio de la menor como "altamente verosímil", máximo grado de credibilidad posible de los cinco existentes en el tipo de evaluaciones que realizan.

Los hechos juzgados se iniciaron en el verano de 2011 o 2012, cuando la niña tenía 12 años. El acusado, relata la Fiscalía, comenzó a realizar tocamientos a la menor en las vacaciones de verano que pasaban en Vigo. Los abusos fueron supuestamente aumentando de intensidad tanto en la ciudad donde residían como cuando, ya en 2013, la familia se trasladó definitivamente a la urbe olívica. La situación se mantuvo hasta finales de 2014, cuando la adolescente denunció.