Aunque lo habitual es acusar a los conductores de provocar los atropellos, los peatones también tienen la culpa en buena parte de estos accidentes. Según la última estadística de la Policía Local, en 63 de los 169 arrollamientos contabilizados hasta septiembre fue una imprudencia del viandante el que desencadenó el siniestro.

En la mayoría de ocasiones en las que se le imputa al peatón el accidente el siniestro se produce por su irrupción brusca en la calzada (35 casos). Le sigue la imprudencia de cruzar la calle por donde no hay un paso de cebra (19); y finalmente, el hacerlo por una zona señalizada pero sin respetar el semáforo y atravesar la calle en rojo (9).