El 21 de diciembre de 1887 falleció Eduardo Chao y la noticia ocupó espacio destacado dos días después. "El telégrafo nos comunicó ayer la triste nueva de haber fallecido en Madrid este ilustre y distinguido gallego, tan encariñado con la prosperidad y el porvenir de Vigo que en repetidas ocasiones ha dado pruebas del amor que profesaba a esta hermosa ciudad". Por eso la noticia de su fallecimiento fue recibida con general disgusto por todas las clases de la sociedad.

Falleció casi repentinamente a las once de la noche víctima de una angina en el pecho. Contaba el Sr. Chao 66 años, un mes y 16 días.

Aunque de temperamento radical en los principios, era partidario de los procedimientos de orden y seguía, sin oscilaciones y sin intermitencias, la inspiración del Sr. Salmerón.

Tenía apenas el Sr. Chao veinte años cuando vio la luz su primer trabajo. Era un folleto sobre "Los republicanos y La Época", en el que el futuro ministro hacía su profesión de fe: y con tal vigor expresaba su pensamiento que algunos amigos del padre se negaban a creer que aquellas páginas, llenas de viveza y colorido, fuesen debidas a la pluma de un adolescente.

Publicó después un opúsculo titulado Buzones de España para la revolución de septiembre de 1840. Más tarde se resolvió a escribir La Historia de España desde 1592, época en que terminaba el P. Mariana, y terminó su colosal empresa en 1831, de cuya obra hizo gran les elogios el Sr. Castelar.

Dio el Sr. Chao gran impulso a su patria con la dirección de la Biblioteca del Hombre Libre, enriqueció nuestros anales con la publicación de un Centro sinóptico de la historia de España y la Geografía histórica de España.

Colaboró en un diccionario Enciclopédico y empezó a publicar una obra de Mineralogía, que no terminó por haber quebrado el editor.

El distinguido publicista ocupó también un primer lugar en la prensa periódica. Dirigió durante varios años La Revista química, colaboró en El Huracán, en El Argos; fue redactor de El Espectador, y La Discusión, en la época de D. Nicolás María Rivero.

Publicó varios trabajos en la llustración Hispano Americana, Gallega y Asturiana, y otras revistas. Dirigió El Crédito y El Correo de España. Chao estaba por todos reconocido, como uno de nuestros primeros publicistas.

Ministro republicano

Como político ha sido siempre un republicano consecuente y ha llegado a desempeñar el honroso cargo de ministro de Fomento.

Su breve labor en el ministerio fue sin embargo intensa, pues creó la comisión del Mapa Geológico de la Península Ibérica dirigida por el general Ibáñez de Ibero y la Junta del Canal Imperial de Aragón, organizó las Juntas de Puertos, procuró descentralizar los servicios de obras públicas y dictó varias disposiciones sobre carreteras e inspección de ferrocarriles. Impulsó un Plan General de Instrucción Pública elaborado por Juan Uña, director general de esa materia, bajo la inspiración de las ideas del krausista Francisco Giner de los Ríos. Fundó la Biblioteca Ilustrada Gaspar y Roig y la ya citada Biblioteca del Hombre Libre, de su propiedad.

Como ciudadano ha sido el Sr. Chao siempre amante del bien de los demás. Ofreció en su momento un premio de 500 pesetas al arquitecto que presentase el mejor plano de casas para labradores y marineros, en el que se combinaran la economía y la comodidad con el gusto y la higiene; publicó dos útilísimos folletos indicando en el uno a los habitantes de los valles los medios de recoger las aguas que descienden de las montañas en las épocas de las grandes lluvias para fertilizar los terrenos de secano, y en los otros los procedimientos que deben utilizarse para sustituir con materias al alcance de todos los ribereños los fosfatos de que carecen los terrenos próximos a la costa.

Estación meteorológica

Presentó al Senado, a fin de que fuesen comprendidos en los beneficios de la ley de Puertos, un proyecto de unos docks en esta ciudad y dotó a Vigo, mediante el sacrificio de 5.000 pesetas, de una columna barométrica y completó su obra con un folleto sobre Meteorología, en el que además de condensar los principios fundamentales de la ciencia, publicó las observaciones de un quinquenio relativas a la costa occidental de Galicia.

Eduardo Chao, que pudiera considerarse como hijo de Vigo, puesto que a esta ciudad vino cuando contaba cinco años de edad, nació en Ribadavia el 5 de Noviembre de 1821, estudió sus primeras letras y la secundaria en Vigo, y luego en la Universidad de Santiago de Compostela; marchó a Madrid a estudiar Ciencias Naturales y trabajó, al igual que su padre, como profesor de Farmacia.