Antonio Paz recoge su saco, sus cajas de cartón y su mochila a las 9.15 horas cada mañana, un rato antes de que abra el comercio de Príncipe delante del que duerme, "para no molestar". "Tengo suerte de que dos amigos me echen una mano de vez en cuando y me guarden las cosas", explica. A las 22.00 vuelve a instalarse en el mismo sitio de cada noche, cuando el local ya está cerrado y duerme. "Esta zona es tranquila para dormir, a veces pasan los del botellón y molestan un poco, pero es normal".