El vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, inicia el lunes una visita a Venezuela en la que se entrevistará con su presidente, Hugo Chávez. Además, visitará la Hermandad Gallega de Caracas, una institución con 38.000 usuarios que es una de las más grandes de la emigración. Su presidente, Luis Couto Nogueira, representa un cambio generacional en la dirección del centro. Es el primero no nacido en Galicia.

-¿Qué momento atraviesa la Hermandad Gallega de Caracas?

-La institución sufre los reveses de la economía del país, que atraviesa un momento difícil, y las consecuencias del envejecimiento de la emigración. Hay una merma de ingresos de la clase media en Venezuela. Y eso se nota en que la Hermandad tiene menos recursos y que su labor social es ahora más necesaria que la cultural y de ocio.

- ¿Qué servicios sociales aportan ustedes a la comunidad gallega en Caracas?

-Desarrollamos una labor asistencial, orientando y buscando ayudas a las personas con menos recursos. También tenemos servicios médicos con todas las especialidades, incluida odontología. Además, tenemos un colegio, el Castelao, que tiene cuatrocientos alumnos. Y somos también un centro social y deportivo, con equipos en 120 disciplinas deportivas y todo tipo de grupos culturales de teatro, corales o danza.

- El próximo lunes, les visitará el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, ¿qué esperan de la primera visita tras la era Fraga?

-Lo mismo que cuando nos visitaba Don Manuel. Que la nueva Xunta sepa apreciar el esfuerzo de la emigración y el que hacemos instituciones como la Hermandad para cultivar la galleguidad en el mundo.

-Quien ahora les visita, acusaba antes a Fraga de acudir a las casas gallegas a buscar votos...

-Esa visión nos molesta. La Hermandad es apolítica y mantiene una línea de respeto institucional hacia quien gobierne. Ni Manuel Fraga ni ahora el señor Touriño o el señor Quintana vienen a buscar votos. Parece que se piense que los emigrantes son tontos y que no tienen su criterio propio. Aquí cada socio vota lo que le parece y hay mucha variedad. Otra cosa es que haya que cambiar el sistema de votos.

-El PP llegó a insinuar, en las últimas elecciones, que los votos de Venezuela podían ser manipulados...

-El sistema de votación no es el adecuado. No hay control sobre los sobres, que llegan a las casas, sin comprobar el destinatario y cualquiera puede votar por otra persona o perderse el sobre. Puede haber fraude y hay que mejorar el sistema.

-¿Y qué les parece haber sido los jueces de la Xunta, con aquél recuento en la Audiencia de Pontevedra?

-Un absurdo, porque la emigración no decidió las elecciones, porque representaba menos del once por ciento de los votos. Si los sobres se hubiesen abierto antes, esa sensación de jueces no habría existido.

-¿Y cómo recibieron las críticas de quienes opinaban que el peso del voto emigrante era excesivo, teniendo en cuenta que votaban a un presidente que no les iba a gobernar?

-Al gallego emigrante le afecta el gobierno, aunque no resida allá. Es injusto que se nos trate de extranjeros, cuando somos gallegos. Galicia no puede tener una actitud egoísta con su emigración, porque nadie salió de allí por gusto ni por placer, sino con mucho sufrimiento, para ganarse el pan, añorando siempre su tierra.

-¿Cómo viven la complicada situación política de Venezuela, donde en las elecciones del pasado domingo la abstención superó el 80 por ciento?

-Vivimos una situación muy atípica, con mucho enfrentamiento social. Hay una cierta radicalización, un clima político que nunca se había visto. Quienes defienden al gobierno o a la oposición, lo hacen a ultranza. Pero creo que la mayoría de los venezolanos comienza a estar harto, y no confía ni en unos ni en otros. Al final, el problema es que se empobrece la clase media, que es la que siempre acaba pagando estas crisis.