Los preferentistas volvieron a Soutomaior para hacer oir sus protestas pero este año lo tuvieron más difícil. Las fuerzas de seguridad no les dejaron acercarse al castillo y quedaron a unos dos kilómetros de donde hablaba Rajoy. Los afectados no desistieron y a grito pelado exigían la devolución de dinero a los coches que pasaban a su lado, como en la imagen.