Alejado de las turbulencias políticas que atraviesa su partido y de la responsabilidades de llevar el timón de una comunidad vapuleada por la crisis, Emilio Pérez Touriño observa el mundo y la política desde la distancia y con una visión más crítica. "Ahora tengo más tiempo para leer, escribir y pensar", dice. Y también para centrarse en su vida académica, puesto que se ha encargado de dirigir un estudio sobre "El espacio eurorregional Galicia-Norte de Portugal" en el que participan varios profesores universitarios.

–La crisis económica ha aumentado las diferencias entre Galicia y Norte de Portugal. ¿Qué pasará los próximos años? ¿Se frustrará la eurorregión?

– La crisis opera como antídoto contra el espacio regional europeo. Sin embargo, creo que Galicia y el Norte de Portugal tendrán ineludiblemente un potencial de espacio bisagra en las relaciones entre España y Portugal.

–Bajo su mandato se creó la Agencia de Cooperación Transfronteriza con sede en Vigo. ¿Está sirviendo para algo?

–Creo que está relativamente congelada. Hay que sacarla del periodo de hibernación al que tengo la impresión que está sometida.

–La imposición de peajes en las autovías portuguesas ha supuesto un freno importante a la movilidad entre ambas regiones. ¿Sería suficiente con facilitar el sistema de pago o habría que presionar a Portugal para conseguir la gratuidad?

–Lo más importante es homogeneizar el sistema de pago. La barrera principal no es tanto que haya que pagar sino el mecanismo que utilizan, que se hace incómodo. Eso es una barrera inconcebible que necesariamente ha de resolverse cuánto antes. En todo caso, creo que valdría la pena que el gobierno portugués pensara en la conveniencia de favorecer el tránsito e introducir alguna medida de discriminación positiva para los tráficos de la eurorregión, aunque eso es complicado.

–El Gobierno portugués ha paralizado el AVE Vigo-Oporto, uno de los proyectos por el que usted dio la batalla siendo presidente. ¿Confía en que algún día se haga realidad o cree que debería darse por perdido?

–Galicia y Portugal no deben renunciar bajo ningún concepto a este proyecto. Le voy a dar un dato: la alternativa Lisboa-Madrid registra anualmente 4,2 millones de viajes; entre Vigo y Oporto son casi seis millones. Hay una densidad relevante de tráfico. Se necesita un tren eficiente, moderno y competitivo. Probablemente no tenga por qué ser un AVE, nos vale con un transporte que ponga Vigo con Oporto a una hora de distancia.

–Sin embargo, ahora también está en riesgo la línea convencional puesto que Convoios de Portugal podría retirarle la subvención...

–Me atrevo a decir que es menos eficiente y menos rentable económica y socialmente mantener ese tren, que no sirve de nada, que modernizar la línea, invertir y convertirla en algo rentable y útil. Nos tenemos que pensar mucho anular proyectos que tienen un potencial de futuro extraordinario.

–En materia aeroportuaria, más que cooperación entre Galicia y Portugal, existe una dura competencia con la terminal de Oporto que está restando pasajeros a Peinador. ¿Cuál sería la solución?

–No podemos jugar a mantener con fondos públicos competencias que no son razonables y que nos cuestan más de lo que nos devuelven. Desde Galicia no debiéramos mirar con preocupación sino todo lo contrario un aeropuerto magnífico que forma parte de nuestro espacio y que es el de Oporto. Hay que especializarse en aquello que es razonable que atendamos desde los tres aeropuertos gallegos y ver en el Sá Carneiro una terminal complementaria. Esto no debe ser una disputa.

–¿Pero no cree que son demasiados aeropuertos compitiendo por el mismo territorio?

–Probablemente sí. Por eso hablo de especialización. Y el tamaño debe mantenerse, no ampliarse. Hemos atravesado una etapa bastante disparatada donde hubo un crecimiento indefinido de las infraestructuras.

–¿Opina entonces que las inversiones de los últimos años para mejorar y ampliar los aeropuertos gallegos fueron un error?

–No es sostenible, ni rentable, ni creo que beneficie a ninguna ciudad.

–¿Pero el grueso de estas inversiones se ejecutaron precisamente cuando en Madrid había un gobierno socialista?

– Se puede tener la tentación, sobre todo en periodos de bonanza, de que la expansión indefinida de las infraestructuras es algo bueno. Pero las infraestructuras no pueden crecer indefinidamente porque luego resulta que están infrautilizadas y tenemos cierta experiencia en España y en Galicia de infrautilización de recursos públicos.

– En el libro que usted ha dirigido, en el capítulo de infraestructuras escrito por María José Caride se cuestionaba de la rentabilidad social de los vuelos de bajo coste, pero ustedes en el bipartito dieron ayudas a Ryanair. ¿Está de acuerdo con la exconselleira?

– No es que esté de acuerdo, es que cuando éramos responsables del Gobierno no lo hicimos. Las compañías de bajo coste operan a muy corto plazo en función de rentabilidades lógicas empresariales inmediatas. Explotan un mercado que luego abandonan y van buscando nichos de mercado sobre la base de la subvención pública. No es una operación rentable.

– La Xunta ha decidido suspender las ayudas a vuelos de bajo coste, pero continuarán en Santiago hasta 2013. ¿No es esto discriminatorio para el resto de aeropuertos?

– A medida que eso se mantenga en el tiempo supone una discriminación. Podría hacerse un tiempo determinado, por el Xacobeo, por ejemplo. Puede tener algún sentido puntual, pero de manera estable hay que hacer una política territorialmente homogénea y no se deben mantener elementos de discriminación entre unos y otros territorios.