Las tensiones de liquidez agrietan las paredes de Pescanova más allá de la sede central de Chapela. Es lo que ha sucedido con su filial Pescafina Sociedad Anónima, en la que la multinacional gallega tomó el control en el año 2000, y para la cual ha solicitado el preconcurso de acreedores, como avanzó ayer FARO en exclusiva. Según pudo confirmar este diario en fuentes de toda solvencia, la compañía que preside Manuel Fernández de Sousa-Faro decidió dar este paso para poder renegociar la deuda con acreedores financieros y comerciales ante la falta de liquidez. Un problema que golpeó en la frente de la matriz y que se ha expandido a su filial más importante, que registró unas ventas por más de 660 millones de euros en 2012. Las propias características de Pescafina, que es una compañía trader (compra y vende activos dentro y fuera del grupo gallego), hacen que la petición de preconcurso (artículo 5 bis de la Ley Concursal) sea un caso excepcional y no aplicable a otras filiales, según explicaron desde el entorno de Pescanova.

De acuerdo con la información recabada por este diario, Pescafina se protege de esta manera, al igual que lo hizo la matriz el 1 de marzo, frente a posibles demandas de concurso necesario que pudieran formular sus acreedores. Esta compañía, que formaba parte del grupo Transáfrica (quebrado en 1998), genera un volumen ingente de facturación y mueve mucha liquidez por su condición de trader. El preconcurso es, así, esencial para "poder seguir operando con normalidad", según fuentes consultadas por FARO.

Buenos datos en 2012

A partir de ahora la compañía renegociará su deuda -cuya cuantía no ha podido determinar este diario- con los acreedores, a los cuales previsiblemente les plantee un convenio de adhesión de modo que solvente las tensiones de tesorería y pueda lograr, como intentó la matriz antes de pedir suspensión de pagos, un préstamo urgente de liquidez por parte de la banca. Como explicó ayer FARO, la dimensión de Pescafina se hace evidente si se tiene en cuenta que su volumen de ventas representó el 30% de la facturación del Grupo Pescanova en 2011, cuando esta filial registró ventas por 504,25 millones y la multinacional hizo lo propio por 1.671 millones de euros. Se da la paradoja, además, que Pescafina incrementó sus ventas de forma notable entre 2011 y 2012, momento en que las cuentas han hecho claudicar a la cuarta pesquera del mundo. Entre ambos años su facturación se incrementó un 31,15%, de acuerdo con los datos de la propia empresa. La comercialización crustáceos fue la más importante, con un 55,7% del total, seguida de los cefalópodos, pescado congelado, precocinados y moluscos.

Además de los productos de Pescanova, Pescafina comercializa otras siete marcas. Son Riazor (que la ahora filial del grupo gallego compró en 1994), Islamar (tanto congelados como precocinados), Caribbean Queen (marca de Caribex, con la que Pescafina firmó un acuerdo en 1997), Cornapesa (una de las principales exportadoras de pescado y marisco de Argentina), Minnan Aquatic (gracias a una joint venture con esta compañía), Galpeche y Ortegal (venta de rape del Gran Sol) y Prentosa (productos asiáticos, sobre todo langostinos y filete de panga).