El último naufragio marítimo en Galicia, que se saldó esta semana con el fallecimiento del patrón del pesquero "Hermanos Landrove", ha vuelto a poner el centro de atención en la siniestralidad en el sector. Así, el número de accidentes mortales registrados a bordo de buques pesqueros en la comunidad gallega ascendió a 39 en los últimos cinco años, aunque la cifra se eleva a 73 si se contabilizan los fallecimientos en siniestros durante la jornada laboral en el conjunto del sector, según datos del Instituto Galego de Seguridade e Saúde Laboral (Issga).

Asimismo, a bordo de pesqueros se produjeron 3.365 accidentes laborales leves y 125 graves, mientras que ese total alcanzó los 8.114 leves y 407 graves en el conjunto del sector. CC OO y CIG cuestionan la representatividad de las estadísticas oficiales y reclaman mayor implicación a las administraciones para reforzar la investigación de los siniestros y las inspecciones a bordo.

"Los barcos no van a pique diariamente, pero cuando lo hacen el diente de sierra –en la estadística– sube mucho y, además, muchos accidentes no son declarados", señaló el secretario general de la Federación de Servicios de CC OO, Ramiro Otero. "Sigue habiendo las mismas miserias de hace 10 o 15 años", afirmó por su parte el secretario de CIG-Mar, Xabier Aboi.

Más optimista es el secretario de Saúde Laboral de UGT, Carlos Bellas, que percibe una disminución "bastante generalizada" en siniestros graves y leves en este sector, que atribuyó a una mayor concienciación por parte de los profesionales. Sobre esta cuestión, Otero defiende lo contrario y "cubrir con la obligación" las deficiencias que causa un "problema de mentalidad". "Los elementos de seguridad de los barcos no se usan", aseveró Otero, en referencia a chalecos y balsas salvavidas o los trajes de frío.

Los tres representantes sindicales coinciden al sospechar de los diseños de los buques pesqueros de nueva factura. "Parece que fueran más inestables en cuestiones de carga como ocurrió en el naufragio de O Bahía", apuntó Bellas (UGT). "¿Cómo es posible que haya barcos nuevos que vuelcan en un mar en calma?, ¿quién investiga a los astilleros que hacen los barcos? y ¿realmente se puede probar cómo responden los barcos recién construidos en un despacho?", se preguntó Aboi.

A este respecto, un experto en Navegación Marítima, profesor de la Universidade de A Coruña, Pedro Gea sostiene que se ha avanzado "mucho" en técnicas de construcción de pesqueros, y en seguridad a bordo. "Todos los barcos cuando salen al mar superan pruebas de seguridad rigurosas, lo grave es lo que se hace después", señaló.

El problema, a su juicio, son las reformas que realizan por su cuenta los armadores para ganar espacio sin comunicarlo a la Capitanía Marítima ni obtener la autorización previa pertinente. En caso de que una modificación introducida afecte a la estructura del barco, Gea recuerda que ha de realizarse una nueva prueba de estabilidad como la que debe superar ese barco antes de entrar en servicio.

El ejemplo inglés

"En Inglaterra hay que hacer una prueba de estabilidad cada cuatro años", explicó para contrastar ese requisito con el de España, donde el barco "muere" habiendo superando una única experiencia de estabilidad.

Aparte, recordó que los profesionales suelen situar los aparejos, de los que aseguró que "pesan mucho", en "zonas inapropiadas" del barco, normalmente en su parte más elevada. También, en su opinión, los astilleros deberían dar información "de una manera más sencilla" a los armadores para que conociesen con detalle todas las cuestiones relacionadas con la estabilidad.

Pese a estas cuestiones, Gea sostiene que la siniestralidad len el sector pesquero es un efecto de la globalización en este sector. "La vida en los barcos es marginal, con un sueldo de miseria y unas condiciones sociolaborales nefastas", denunció. Así, destacó las dificultades en Galicia para obtener el título de marinero frente a las facilidades de los extranjeros para enrolarse "sin justificar su titulación".

El experto coincide con el representante de CC.OO. al reclamar que se hagan públicas las conclusiones de las investigaciones efectuadas tras el naufragio de un buque. Otero, al igual que Aboi, exige que se reclamen "responsabilidades penales" a partir de las conclusiones de las investigaciones.