-Una vez finalizados sus estudios de cantería en Poio, ¿a qué dedica ahora su actividad profesional como escultor?

-Estoy trabajando en la parte de cantería, escultura y proyectos artísticos desde que acabé en la escuela de Poio. También colaboro con empresas que se dedican a la restauración patrimonial. Intento afianzar unas fuentes de ingresos más o menos estable en estos tiempos complicados que vivimos y, por otro lado, intento desarrollar mis desarrollos artísticos más personales.

-¿Es complicado intentar vivir de la cantería y la escultura en estos tiempos?

-La cantería y la escultura en piedra están muy relacionadas en la actualidad, sobre todo, en la construcción. Más que en obra nueva, en rehabilitación tanto a particulares como en el caso del patrimonio. A nivel escultórico, yo trabajo en una línea muy personal. Lo último que tengo previsto en Lalín, y que está previsto para el 30 de mayo, es una exposición en la zona ajardinada del consistorio con una serie de piezas de piedra que tienen una línea estética muy particular.

-¿Siempre quiso dedicarse a la escultura?

-Desde muy pequeño me gustó lo manual, que fue lo que más me ha definido siempre. Trabajo en una línea donde, también, entra lo intelectual y lo lingüístico, sobre todo, y la parte de la piedra que me encanta porque es un material duro y pesado, y con tantas complicaciones técnicas como el granito, que me requiere una capacidad de concentración y de esfuerzo que en cierto sentido incluso me relaja y todo. La escultura es muy poco inmediata, y el trabajo en piedra en general. En escultura hay que proyectar y entender el proceso previo a la realización. También tienes que comprender que hay cosas que son imposibles como la figuración, más propio del mármol.