El Pilotes Posada agravó su situación liguera tras perder en la visita a Alcobendas ante uno de sus rivales directos por la permanencia. Los diez últimos minutos resultaron determinantes porque a ellos llegaron los dos equipos igualados, pero el Pilotes se fundió en ese momento decisivo del encuentro y desaprovechó la ocasión de garantizar media permanencia en un momento clave de la temporada, justo cuando va a afrontar el tramo más terrible del calendario en el que tendrá que medirse a un puñado de grandes equipos.

Ambos equipos luchaban por salir de la zona que quema, la que lleva al descenso, especialmente para los madrileños del Alcobendas, que afrontaban el partido siendo penúltimos en la tabla y no se podían permitir el lujo de cosechar una nueva derrota ante uno de sus más directos rivales como es el Octavio.

Como los dos conjuntos sabían lo mucho que se jugaban en el envite, los técnicos de ambos equipos coincidieron en plantear un sistema de juego muy similar, con muchas precauciones, con defensas 6-0 y buscar la sorpresa en los contragolpes.

Un sistema que dio emoción, debido a esas defensas enérgicas cargadas de adrenalina, en las que las rotaciones fueron constantes para intentar sorprender al rival, aunque los madrileños en los primeros minutos consiguieron sorprender a sus gallegoscon un parcial inicial de 4-1.

Fue una especie de espejismo, ya que los gallegos reaccionaron y lograron igualar 5-5, e incluso se pusieron por delante durante algunos minutos, aunque con tan sólo un gol de renta. Igualadas y mínimas diferencias fueron la nota predominante en la parte final del primer tiempo al que se llegó con dos tantos (17-15) a favor de los locales.

En la continuación el panorama no cambio, con un Alcobendas que seguía manteniendo la renta de dos tantos ante un Octavio que no perdió las composturas en defensa, pero se mostraba un tanto atascado en ataque, aunque Rudovic sacó su mano y con lanzamientos desde muy lejos logró sorprender a la de los madrileños para igualar a 25, a falta de diez minutos para el final a los que el Pilotes Posada llegaba con el ánimo cargado.

En esos últimos minutos, los locales, con el japonés Miyazaki como figura lograron irse de nuevo en el marcador para terminar con ese 31-27 que da oxígeno a los madrileños. Una vez más y tal y como sucedió en la primera vuelta en As Travesas, el jugador japonés se convirtió en un martirio para los de Quique Domínguez que no encontraron fórmula con la que combatirle.