No tener un párroco permanente ni horario fijo de misa son dos de las consecuencias que padecen los vecinos de Paraños, en Covelo, desde que denunciaron el verano pasado la supuesta venta fraudulenta de la casa rectoral de la parroquia por el Obispado de Tui-Vigo.

La relación con la iglesia comenzó a ser "difícil" cuando se enfrentaron al cura que tenían asignado y este decidió no volver por la parroquia. Prácticamente cada domingo oficia la eucaristía un sacerdote distinto. Además, aseguran que las misas de entresemana han dejado de celebrarse. "Como cada día vén un cura agora as misas son a unhas horas un pouco intempestivas, por exemplo a de Nadal foi ás dez da mañá", afirma Karina Mouriño, presidenta de la Asociación de Vecinos de Paraños, quien explica que "as persoas que van á misa están molestas".

A pesar de estas incomodidades, los vecinos estas satisfechos por haber denunciado el caso. "Para nós é unha alegría saber que as nosas reclamacións son escoitadas nos órganos oficiais de xustiza", indica Karina Mouriño, y desea "que os imputados saian finalmente condenados".

Los vecinos decidieron actuar al enterarse de la venta de la casa rectoral por 60.000 euros, con pago aplazado. Una transacción que se les ocultó e incluso negó.

Después de reformarla con piscina, suite y garaje apareció a la venta en Internet por 680.000 euros. Al parecer, fue el funcionario Carlos G. G., de la Subdirección Xeral de Conservación e Restauración de Bens Culturais de la Xunta, quien la compró al obispado.

Tras varios meses de protestas vecinales por lo sucedido, la justicia ha decidido que hay indicios de delito y que la compra de la casa rectoral será investigada. Por el momento, ya han declarado el anterior obispo de Tui-Vigo, José Diéguez Reboredo, y el comprador de la vivienda.

Los vecinos de Paraños quieren que su situación sirva para que personas que sufren casos similares se atrevan a denunciarlos y darles luz. Además pretenden que la propiedad retorne a su uso y defienden que la casa fue construida por un matrimonio de Paraños hace 200 años para sus dos hijos curas y para los sucesivos sacerdotes que oficiaran misa en la parroquia. Durante todo este tiempo fueron los vecinos quienes se encargaron de su mantenimiento y reformas.

Al comprobar las mejoras en la casa, preguntaron a su párroco y éste les comunicó que desde 2003 la casa rectoral había sido cedida por veinte años a un matrimonio a cambio de su cuidado y la restauración del retablo de la iglesia, pero este último nunca llegó a efectuarse.

Sin embargo, al acudir al Registro de la Propiedad, los vecinos comprobaron que sí hubo venta en 2008 y ésta estaba firmada por su párroco con autorización del Obispado. Y el comprador era un restaurador de la Consellería de Cultura que ahora está siendo investigado.

Una vez concluya la investigación, los vecinos de Paraños descubrirán si la Iglesia actuó de buena fe o si estaba implicada en el supuesto delito.