Hartos de que las vías del tren partan por la mitad el centro de Porriño, cerca de 200 vecinos se concentraron ayer en las inmediaciones del paso a nivel para exigir su eliminación. Desde antes incluso de las doce del mediodía exhibieron carteles que reclamaban una "Solución do paso a nivel na nosa vila xa. Aféctanos a todos".

La peligrosidad que conlleva, la velocidad a la que pasan los trenes, el tráfico, el ruido o la separación con Torneiros son algunos de los principales argumentos que comparten los porriñeses para exigir su retirada.

"Es un peligro constante porque aunque estén las barreras bajadas la gente pasa igual mira a un lado y a otro y cruza, yo he visto hasta pasar motos", asegura Manuel Fernández, un taxista porriñés que, desde la parada, ve el ritmo del tráfico que marcan las barreras.

"Llevamos más de 40 años pidiendo que se quite de aquí el paso a nivel" explica Luciano García, un vecino de 73 años que se crió en una casa justo frente a las vías del tren y cuyo padre fue empleado de Renfe. "Aún recuerdo cuando se utilizaba una manivela para bajar la barrera que era una cadena", comentó Luciano.

Desde hace aproximadamente una década, Porriño ha dejado de ser estación y sólo es un apeadero en el que paran los trenes regionales y el que viaja a Cataluña. "Pasan demasiado deprisa, si le pusiesen un radar seguro que excede la velocidad permitida para un casco urbano", indicaba en la concentración otro porriñés.

Las protestas para exigir la retirada del paso a nivel han resurgido en Porriño a raíz de la reciente muerte de J.L.R.R. , un vecino de 44 años, que falleció el pasado 1 de diciembre al cruzar el paso a nivel con las barreras bajadas.

A la protesta de ayer acudieron representantes de todos los partidos políticos de Porriño y también vecinos de Mos, incluso la agrupación Malvela.

Intentaron interrumpir el tren procedente de Portugal pero se retrasó de la hora prevista y finalmente desistieron.